Madrid. El líder de la derecha española, Alberto Núñez Feijóo, se presentó este martes ante el Parlamento en un intento de ser investido presidente del gobierno, un ejercicio destinado al fracaso debido a la falta de apoyos, a pesar de ganar las elecciones legislativas de julio.
De confirmarse su derrota, lo que sucederá salvo sorpresa, será el turno del presidente del gobierno saliente, el socialista Pedro Sánchez, quien confía en contar con el indispensable respaldo de los independentistas catalanes, que solicitan a cambio una amnistía que divide a la opinión pública.
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En su discurso de apertura, que duró una hora y 40 minutos, el líder conservador justificó su muy probable fracaso en las votaciones asegurando que “ni siquiera la presidencia del gobierno justifica los medios”.
“Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del gobierno, pero no acepto pagar el precio que me piden para hacerlo”, agregó desde la tribuna del Congreso de los Diputados, sin mencionar que la extrema derecha de Vox, profundamente antiindependentista, no le respaldaría si aceptara las demandas de los separatistas catalanes.
![El primer ministro español en funciones, Pedro Sánchez, y al candidato a primer ministro y líder del partido opositor Partido Popular, PP (Partido Popular), Alberto Núñez Feijoo, asistiendo a la primera sesión. de un debate parlamentario para votar a través de un primer ministro en Las Cortes de Madrid.](https://www.nacion.com/resizer/DKD0yPBi4I_5R32Z-sKpkpUNtjI=/1440x0/filters:format(jpg):quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gruponacion/YZYG6BB7KRARNGB2XJDARA33AI.jpg)
El primer ministro español en funciones, Pedro Sánchez, y al candidato a primer ministro y líder del partido opositor Partido Popular, PP (Partido Popular), Alberto Núñez Feijoo, asistiendo a la primera sesión. de un debate parlamentario para votar a través de un primer ministro en Las Cortes de Madrid. (JAVIER SORIANO/AFP)
“Ataque directo”
Consciente de sus limitadas opciones, el líder del Partido Popular (PP), quien recibió el encargo del rey Felipe VI de intentar formar un gobierno, dedicó semanas a criticar las negociaciones entre su rival socialista y el partido independentista catalán de Carles Puigdemont, líder de la tentativa de secesión de Cataluña en 2017.
Puigdemont, quien se encuentra en Bélgica para evadir la justicia española, exige una amnistía para todos los encausados por el intento de independencia a cambio del crucial apoyo de sus siete diputados.
“Lo que el independentismo plantea (...) es un ataque directo a los valores democráticos esenciales de nuestro país”, dijo Feijóo este martes en el Congreso sobre una amnistía que, de producirse, “se haría sin que haya detrás ninguna convicción profunda, tan solo el estado de necesidad parlamentaria de una sola persona”, en referencia a Sánchez, quien estaba presente en el hemiciclo.
Al final de los debates, el jefe del PP someterá el miércoles su candidatura al voto de los 350 diputados de la cámara, de los cuales necesita el respaldo de una mayoría absoluta de 176.
Sin embargo, Feijóo cuenta con solo 172 votos a favor, principalmente gracias al apoyo de la extrema derecha de Vox, lo que a su vez le impide ganarse el respaldo de formaciones regionales que discrepan con las posiciones del partido ultranacionalista.
En una segunda votación, programada para el viernes, le bastarían más votos a favor que en contra, pero previsiblemente también fracasará.
“Señor Feijóo, todo el mundo sabe que usted no tiene los apoyos para ser presidente del gobierno y que muy pronto tampoco los tendrá para seguir presidiendo su partido”, lanzó el diputado socialista Óscar Puente, encargado de replicar al líder del PP en lugar de Sánchez, a quien los diputados de la derecha tildaron de “cobarde”.
Sánchez al acecho
La probable derrota de Feijóo en la primera votación el miércoles iniciará una cuenta atrás de dos meses para convocar nuevas elecciones legislativas.
Durante ese lapso, Sánchez -quien desafió todas las encuestas que lo daban como derrotado en las legislativas de julio- intentará obtener la confianza del Parlamento para mantenerse en el poder.
Una tarea de alto voltaje político para Sánchez, quien debe encontrar una fórmula de amnistía que satisfaga a los separatistas sin provocar una rebelión en el seno de su Partido Socialista, donde la posibilidad de esta medida ya provocó duras críticas, como la del expresidente del gobierno Felipe González (1982-1996).
El presidente regional catalán, el independentista Pere Aragonès, elevó el martes el listón aún más al estimar que la amnistía no sería “suficiente” y debería ir seguida de la apertura de negociaciones sobre la organización de un referéndum de independencia.
En este contexto, el PP intentó buscar deserciones en las filas socialistas llamando a los diputados de este partido opuestos a la amnistía a reconsiderar su posición de cara a la investidura de Feijóo.
Unos llamados que irritaron a Sánchez, quien el domingo acusó al PP de “apelar a la peor de las corrupciones, que es el transfuguismo” político.
El líder socialista de 51 años, que demostró en los últimos años su gran capacidad para sobrevivir políticamente, se dice optimista de permanecer en el poder con el apoyo de la extrema izquierda y de los partidos vascos y catalanes.
“Se están manifestando contra un gobierno socialista”, dijo, en referencia a la concentración de la derecha del domingo en Madrid, “pero lo siento: va a haber un gobierno socialista”.