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Una planta de marihuana se mostraba en abril en Alternative Solutions, una planta productora de marihuana medicinal en Washington, DC. (AFP)
Los Ángeles, EE. UU.
El azul demócrata y el rojo republicano que teñirán el mapa de Estados Unidos el próximo martes electoral se mezclarán también con un verde cada vez más fuerte: nueve estados votan por la legalización de la marihuana.
No se trata solo de la ya feroz contienda entre Hillary Clinton y Donald Trump por la Casa Blanca. Referendos en California, Arizona, Maine, Massachusetts y Nevada se celebrarán el 8 de noviembre para aprobar la posesión y uso recreativo de la hierba, así como regular su cultivo, producción y venta.
Iniciativas similares ya fueron aprobadas en cuatro estados y el Distrito de Columbia, que alberga la capital, Washington DC.
Arkansas, Florida y Dakota del Norte votarán sobre su legalización para uso medicinal, legal ya en 25 estados y la capital federal. Montana decidirá si flexibiliza las condiciones para vender con fines terapéuticos.
Estados Unidos es el mayor consumidor de drogas del mundo y para muchos la legalización al menos de la marihuana contribuiría a acabar con décadas de una guerra antidrogas centrada en América Latina con miles de muertos y poca reducción del consumo al norte del río Bravo.
La marihuana es la droga ilícita más popular en este país y 57% de sus ciudadanos está a favor de que se legalice, indicó una encuesta del Pew Research Center. En el 2006, el nivel de apoyo era de 32%.
El debate está abierto justo cuando Canadá planea legalizar el cannabis en el 2017. Uruguay fue el primer país en regular su consumo, venta y producción en el 2014.
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Trabajadores de Los Sueños Farms, la finca de cultivo de marihuana más grande en Estados Unidos, quitaban tallos y hojas a plantas recolectadas en la más reciente cosecha, este año. La propiedad se ubica en Avondale, en el sur del estado de Colorado. (AFP)
Un triunfo en los cinco estados, incluidos los gigantes California y Florida, haría "inevitable" una expansión a otros estados e incluso en unos cinco años la legalización a nivel nacional, explicó Troy Dayton, confundador y CEO de Market Research, firma especializada la investigación de este mercado.
El Gobierno federal considera delito el consumo y la venta de marihuana.
Colorado fue el primer estado en legalizar, también en un referendo, el mercado recreativo en el 2012, cuando el país ya cumplía más de una década comercializando para fines medicinales.
La compra y venta en el Distrito de Columbia, aunque legales, están aún prohibidas hasta que el Congreso regule el mercado.
Buen negocio. Lo que está claro es que es una industria rentable. En el 2014 movió $4.600 millones -92% vendida con fines medicinales- y la proyección es que para el 2020 llegue a $20.000 millones, 53% proveniente del uso recreativo, según la página de negocios Arcview.
Solo en California, que es una de la mayores economías del mundo, movería $6.400 millones para ese año.
"Es hora de legalizar, gravar y regular la marihuana", manifestó el vicegobernador de California, Gavin Newsom, quien no duda en decir que "no se trata de un debate de hippies".
Los opositores en los distintos estados critican que la legalización puede llevar a que haya cultivos cerca de las escuelas, a un aumento de los adictos, incluidos niños y jóvenes, así como a un incremento en los accidentes de tránsito y un refuerzo del mercado negro y de los cárteles de la droga.
El debate está aderezado además con el temor, compartido por pequeños agricultores, a que gigantescas corporaciones, como las tabacaleras, tomen el control del negocio.
"Siempre habrá mercado para el cannabis artesanal porque hay una cultura de alto paladar como con el café, cerveza y vino", aseguró Dayton, que estimó que las grandes corporaciones sólo entrarán al negocio con la legalización federal, según él, en al menos cinco años.
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Un dispensario de marihuana medicina en Hollywood, California. En este estado se votará el martes sobre la venta legal y controlada de esa planta para fines recreativos. (AFP)
"Eso le permite a pequeños y medianos productores dirigir una industria multimillonaria sin tener que competir aún con los peces gordos", enfatizó.
En este momento las limitaciones que impone el Gobierno hacen inviable que grandes compañías entren al juego. Muchos bancos, por ejemplo, que son regulados por una autoridad federal, optan por no aceptar negocios relacionados con el cannabis debido a la agotadora carga burocrática para demostrar la legitimidad del dinero. Y los que sí aceptan, cobran tasas altísimas.
Tanto Clinton como Trump se han mostrado a favor del uso medicinal de la yerba, pero no para el ocio.
La agencia antidrogas DEA, en tanto, informó en agosto de que rechazaría cualquier solicitud de autorizar su uso terapéutico. Su jefe, Chuck Rosenberg, dijo hace un año que era "un chiste" decir que la marihuana puede ser usada para la salud.
Por lo pronto, para evitar conflictos entre los distintos niveles del gobierno, el Congreso prohibió cualquier acción federal contra personas relacionadas con el negocio del cannabis en estados donde es legal.
Otros referendos sobre la marihuana están previstos en el 2017 y el 2018. Si los del 8 de noviembre son aprobados, unos 84 millones de estadounidenses pasarán a vivir en este nuevo mapa verde.