El mayor yacimiento de carbón a cielo abierto de Latinoamérica está bajo la lupa en Colombia. Crítico de su impacto en el agua, el presidente Gustavo Petro busca una “salida concertada” de la empresa suiza que extrae el mineral en una región empobrecida, donde los indígenas sufren de sed.
Imágenes aéreas muestran los gigantescos cráteres que las multinacionales excavaron en El Cerrejón durante cuatro décadas en La Guajira, un territorio desértico en las orillas del mar Caribe, afectado por la pobreza (67,4%), la corrupción y la escasez de agua potable.
El primer mandatario izquierdista de Colombia aspira a llevar al país hacia una transición energética, frenando el extractivismo y salvando la Amazonía ante la crisis climática.
Con ese propósito, desea detener la producción de El Cerrejón, que denuncia, está agotando las fuentes hídricas de los indígenas wayúu, a pesar de que algunos expertos resaltan la importancia de una de las minas más grandes del mundo para la economía del país.
Su carbón representa el 43% del PIB de La Guajira y el 0,7% del PIB nacional, según el centro de investigación Fedesarrollo.
Después de la visita en agosto de su homólogo suizo, Alain Berset, Petro afirmó que discutió con él una “salida concertada” de la multinacional Glencore, que completó la adquisición total de El Cerrejón en 2022.
Previo a esto, Petro declaró la “emergencia económica, social y ecológica” en La Guajira. La medida exige “conservar y mantener el curso natural de las fuentes hídricas”, que, según denuncia, son afectadas por “un sistema económico que priorizó la minería”.
También prohíbe “adicionar o prorrogar contratos de concesión minera o autorizar expansiones, ampliaciones o nuevos frentes de explotación de proyectos de minería de carbón”.

Fondos cruciales
Siendo un férreo defensor del medioambiente en foros internacionales, Petro centra su atención en El Cerrejón, que abarca 69,000 hectáreas en la cuenca del río Ranchería, con al menos 12,000 empleados, entre directos e indirectos, y un contrato de concesión hasta febrero del 2034.
El mandatario asegura que la mayoría del agua es utilizada por los sectores de “agricultura, energía y carbón”.
El norte de La Guajira sufre de escasez de agua potable en un desierto donde las temperaturas rondan los 30ºC durante todo el año. La mayoría se abastece de los “jagüeys”, enormes charcos de agua de lluvia donde también beben los animales.
Además de la escasez de agua, la población del departamento sufre de hambre y desnutrición, un problema que cobra la vida de casi un centenar de niños cada año.
Sin embargo, cerrar la mina podría poner aún más en aprietos al departamento. El Cerrejón es, según balances oficiales, su principal fuente de “regalías”, un pago obligatorio al Estado por parte de compañías que explotan recursos no renovables.
En 2022, la mina desembolsó el equivalente a unos $9,000 millones en impuestos de renta y regalías.
“La dependencia presupuestal que tenemos de las regalías del Cerrejón es indiscutible. Son fundamentales para apoyar sectores vitales como la salud, el agua, la educación y las vías de transporte”, reconoció la gobernadora encargada, Diala Wilches, en una entrevista.
“Sin embargo, apoyamos la priorización del uso del agua para las comunidades y estamos trabajando para asegurar una transición segura hacia nuevas fuentes de ingresos”, precisó.
Transición energética
Sergio Cabrales, profesor de la Universidad de los Andes en Bogotá, explicó que “si se limita o interrumpe abruptamente la extracción de carbón de la mina El Cerrejón, en primer lugar se origina una crisis fiscal (...) que debería ser compensada con transferencias del gobierno”.
En el extremo norte de Sudamérica, la solución al dilema podría estar en la transición energética.
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La Guajira, con una velocidad del viento el doble del promedio mundial y una radiación que supera en un 60% el nivel global, es cuna de proyectos de energía eólica y solar. Sin embargo, su implementación avanza con lentitud debido a conflictos territoriales con los indígenas.
La gobernadora Wilches es cautelosa: “Estamos buscando diversificar nuestras fuentes de ingresos, pero esto debe hacerse de manera planificada para garantizar la estabilidad económica”, subrayó.
Según Cabrales, experto en transición energética, la alternativa está en “fomentar el turismo, la industria y la generación de energía a partir de fuentes renovables”.
Sin embargo, esto requiere “tiempo, inversión nacional e internacional, así como un mayor liderazgo”, criticó.
Frente al proyecto de Petro, El Cerrejón afirmó que “está comprometido en seguir operando de manera responsable con el medioambiente y con las comunidades” hasta que finalice su contrato en 2034.
En documentos compartidos por la compañía, aseguran que no utilizan agua potable en la extracción del carbón y, en cambio, afirman tener varios proyectos de protección de acuíferos y de las comunidades circundantes.