Washington
El candidato Donald Trump declaró la guerra al Partido Republicano, acusándolo de torpedear su campaña, y Hillary Clinton reclutó al exvicepresidente Al Gore para ganar el voto joven, en las últimas vueltas de una escandalosa y virulenta campaña por la Casa Blanca.
Trump tachó de "grosero" al senador John McCain (candidato presidencial en el 2008) y de "desleal" a Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, dos de las últimas cabezas del liderazgo republicano en abandonar al magnate, temeroso de que el partido conservador pierda no solo las llaves de la Casa Blanca sino el control del Congreso.
Acusó a los "desleales" dentro del partido de ser "más difíciles" que Clinton, pero se alegró de que le "liberaran los grilletes" para seguir la campaña "de la manera que yo quiero".
Desde el inicio tensa, la relación entre Trump y la dirigencia republicana se deteriora aceleradamente, a cuatro semanas de los comicios.
La gota que derramó el vaso fue la difusión de una conversación –grabada en el 2005 sin su consentimiento– en la que Trump se jactaba de su condición de celebridad para abusar sexualmente de mujeres.
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El presidente Barack Obama había denunciado como "degradantes" los comentarios de Trump, pero la Casa Blanca le imprimió más seriedad al asunto, señalando este martes que las acciones mencionadas por el republicano pueden ser equiparadas a una "agresión sexual".
El candidato intentó recomponerse durante un nuevo y hostil debate televisado con Clinton que se llevó a cabo el domingo.
Sin embargo, la campaña por los comicios hacia la Casa Blanca del 8 de noviembre se torna cada vez más difícil, como reconoció Trump este martes, acusando a su propio partido: "es difícil hacerlo bien cuando Paul Ryan y otros ofrecen cero apoyo".
Clinton marcha en una pendiente ascendente: tiene 6,5 puntos de ventaja según el promedio de sondeos de Real Clear Politics, y lidera en casi todos los estados clave de los comicios.
La furiosa diatriba de Trump respondía a una teleconferencia en la que Ryan comentó a otros legisladores que ya no podía "defender" al candidato republicano y que la prioridad del partido ahora era mantener su control del Congreso.
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Algunos aliados son reticentes: el senador republicano de origen cubano Marco Rubio, abucheado en un acto de Clinton en Miami, había condenado los "vulgares" comentarios sobre las mujeres de Trump, pero ayer mantuvo su apoyo al magnate, señalando que discrepa con Clinton "en prácticamente todo".
La campaña del magnate adoptó un tono agresivo en un anuncio televisivo que pone en duda "la fortaleza" física de Clinton, mostrándola tosiendo y tratando torpemente de subirse a su vehículo cuanto tuvo neumonía el 11 de setiembre.
Crece presión por más grabaciones
La presión aumentó este martes para que se divulguen nuevas grabaciones comprometedoras de Donald Trump, tras la difusión de un video del 2005 en el que hace declaraciones lascivas contra las mujeres, que cayeron como una bomba en la campaña electoral.
Circulan rumores de la existencia de otras grabaciones, videos o transcripciones de dichos del candidato de cuando participaba en el programa televisivo El Aprendiz, que tuvo 11 temporadas, y que el productor Mark Burnett intentó conjurar el lunes.
The Huffington Post, que dijo tener una transcripción, afirma que Trump critica a una participante por su apariencia.