Un conocido youtuber venezolano, residente en Estados Unidos, fue detenido por la policía de Venezuela el pasado domingo, acusado de haber publicado un video en el que mostraba la sede de un “edificio financiero” e instaba a que fuera dinamitado con explosivos, según informó el fiscal general Tarek Saab.
Los familiares de Oscar Alejandro Pérez Martínez denunciaron que el joven fue acusado de “actividades relacionadas con terrorismo”.
El fiscal se refiere a un material en el que Pérez Martínez exhibe parte de un edificio en el que se encuentran varios servidores de la banca nacional.
“Como dato curioso: si le tiraran una bomba a ese edificio se cae todo el sistema bancario nacional”, dice en el vídeo Pérez Martínez, quien hasta el momento ha visitado 28 países contando el estilo de vida y el turismo.
El joven, que cuenta 1,8 millones de suscriptores en Youtube y 580.000 seguidores en Instagram, tras su liberación anunció que explicará “todo lo que pasó” en sus redes.
“Amigos estoy bien y en libertad. En algunas horas a través de mi canal de YouTube contaré todo lo que pasó. Gracias a todos por su apoyo”, dijo en X la tarde de este lunes, tras ser puesto en libertad.
Sin embargo, surge la interrogante sobre cómo estos creadores de contenido en diversas plataformas digitales generan inseguridad y ejercen poder sobre los gobiernos con “democracias autoritarias”.
“La dinámica de la acción política en el mundo está trasladándose cada vez más del ámbito presencial o del espacio físico tradicional al mundo virtual... Un mensaje escrito, de voz o, en muchos casos, con apoyo visual, los vuelve muy susceptibles; les cuesta mucho contrarrestar esos mensajes y entonces tienen que recurrir a medidas extremas, no solo de censura previa, sino también de detención de la persona comunicadora”, explica Carlos Murillo, analista internacional.
Oscar Alejandro, ya había enfrentado problemas previamente con el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, después de publicar un video en su cuenta sobre su visita a la nación centroamericana y sufrir “censura” por imágenes provenientes de un medio afín al gobierno Ortega-Murillo.
“Lo más doloroso es la confirmación de que en Nicaragua no hay libertad de expresión... Por eso existe mucho miedo entre quienes viven en el hermoso país de los volcanes y lagos”, expresó el famoso youtuber en aquel momento.
Esto es considerado por el analista como parte de los temores que tienen algunos gobernantes cuando personas con mayor control sobre la opinión pública llegan a sus países.
“El líder populista se presenta como el salvador del pueblo y el surgimiento de alguien con mayor popularidad y capacidad de comunicación les plantea un problema de ego, en el sentido de que ya no son el centro de atención”, afirma Carlos Murillo.
El analista también menciona que estas nuevas dinámicas retóricas impactan en figuras como Maduro, Ortega y Díaz-Canel, ya que no son los mismos de los años 70 y “no pueden permitir que algo que los supere en popularidad crezca”, siendo parte de los mandatarios que se mantienen alejados de las redes sociales en medio de un fenómeno de nuevos líderes que saben manejarlas muy bien.
Gabriel Boric, en Chile, y Nayib Bukele, en El Salvador, son algunos de los gobernantes que no se preocupan por un ataque en redes sociales, pues cuentan con la capacidad individual, monetaria y de equipo de trabajo para contrarrestar y manejar la crítica virtual.
“No vemos a Ortega o a Maduro haciendo eso; por lo tanto, tienen que recurrir a otras medidas para contrarrestar esas opciones que se les escapan de las manos y no soportan no tener el control de las cosas”, concluye Murillo.