Viena. La Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) celebra su centenario, destacando su papel en la lucha diaria contra el crimen, aunque también enfrenta controversias relacionadas con sus notificaciones rojas, acusadas de ser utilizadas por algunos estados para perseguir a opositores políticos.
Más de mil funcionarios de todo el mundo se congregaron esta semana en Viena para la asamblea general de Interpol, una organización que nació hace 100 años en la capital austriaca.
“Hemos pasado de una estructura de 20 miembros en 1923 a 196 miembros en la actualidad”, señaló Jürgen Stock, secretario general de Interpol, en una entrevista con esta agencia el martes.
Tras la II Guerra Mundial, esta “plataforma de intercambio de información” estableció su sede en la ciudad de Lyon, en el centro de Francia.
La misión principal de Interpol es transmitir a sus miembros avisos de búsqueda, conocidos como “notificaciones rojas”, emitidos por la justicia de un país, con el objetivo de facilitar el arresto de sospechosos catalogados como “personas buscadas”.
“Ayudamos a conectar continentes para identificar y localizar delincuentes fugitivos”, destaca Stock, de 64 años.
Las notificaciones rojas fueron clave para detener a fugitivos destacados como el exlíder político serbio de Bosnia Radovan Karadzic en 2008 y al asesino en serie francés Charles Sobhraj, conocido como “La Serpiente”.
Con la colaboración de Interpol, Italia fortaleció su control sobre la ‘Ndrangheta, la mafia más poderosa de la península.
La base de datos de la organización contiene 125 millones de archivos policiales, realizando 16 millones de búsquedas diarias. Además de su labor contra la delincuencia, Interpol lanzó una campaña en mayo que solicitaba la identificación de cadáveres de mujeres encontrados en varias décadas en Alemania, Bélgica y los Países Bajos, logrando recuperar nombres como el de “la mujer de la flor tatuada”, asesinada en 1992, que pudo ser identificada como Rita Roberts.
Detrás de estos éxitos, Interpol enfrenta acusaciones de ser utilizada por algunos estados para rastrear a disidentes. Jürgen Stock abordó este problema en 2014, formando un equipo de unos cuarenta expertos encargados de controlar los avisos de búsqueda antes de su publicación.
“Analizamos la situación geopolítica y verificamos el cumplimiento de los avisos”, asegura Stock. En 2022, se cancelaron 1.465 avisos de aproximadamente 70.000 válidos, un pequeño porcentaje.
Varios Estados, incluida Rusia, están bajo vigilancia de la organización. Actualmente, las peticiones de Rusia pasan primero por la secretaría general de la organización.
“Se pueden cometer errores, simplemente porque no existe una definición comúnmente aceptada de terrorismo”, reconoce Stock, considerando los casos señalados por la ONG londinense Fair Trials.
El periodista Mathieu Martinière, coautor de una investigación exhaustiva sobre Interpol, destaca “la falta de recursos” de la organización, con un presupuesto de solo €155 millones (aproximadamente $170 millones) el año pasado. Martinière señala que más de cien personas inocentes escapan a los filtros cada año y pueden ser extraditadas e encarceladas.
Otra preocupación es la elección en 2021 del general emiratí Ahmed Naser Al Raisi como presidente de Interpol, quien está siendo investigado en Francia por presunta complicidad en torturas. Frente a estas críticas, la organización defiende su independencia y recalca que el rol del presidente es esencialmente protocolario.