Washington. AFP El último rey de Ruanda, Kigeli V, murió en Estados Unidos a los 80 años, informó su sitio oficial en Internet.
Nacido Jean-Baptiste Ndahindurwa en Kamembe, el monarca marchó al exilio en 1960, luego de chocar con la administración colonial belga.
Kigeli V sucedió en el trono en 1959 a su hermanastro Mutara III, antes de la “Revolución social” hutu de noviembre de ese año, que expulsó del país a decenas de miles de tutsis, la mayoría de los cuales no volvió al país hasta después del genocidio de 1994.
Kigeli V era tutsi, pero, según la tradición, la realeza estaba por encima de las diferencias raciales y representaba a todos los ruandeses. No obstante, al apoyarse en la minoría tutsi para dirigir el país y excluir a la mayoría hutu de cualquier cargo importante, la metrópoli belga había profundizado los antagonismos. Así, la monarquía se convirtió poco a poco a ojos de la mayoría oprimida en una institución tutsi.
Tras la “Revolución social”, que puso fin al orden jerárquico del periodo colonial belga, la realeza, ya muy debilitada, se mantuvo en un primer momento.
Pero en 1960, el rey pidió a Naciones Unidas que le ayudara a obtener la independencia de Ruanda, y las autoridades belgas, al enterarse, lo expulsaron del país. En setiembre de 1961, la monarquía fue abolida por referendo, un año antes de que Ruanda lograra su independencia.
Kigeli V vivió exiliado en varios países africanos antes de instalarse en los suburbios de Washington en 1992.
Desde la llegada al poder del Frente Patriótico Ruandés, en 1994, salido de una antigua rebelión tutsi, la idea del regreso del rey a Ruanda se evocó en varias ocasiones, pero todos los intentos fracasaron.
No se conocen los detalles de su muerte.