Blacksburg, EE. UU. Reuters y AFP. La consternación y el dolor invadieron a Estados Unidos tras la matanza realizada ayer en la Universidad Virginia Tech por un sujeto que disparó contra estudiantes y personal de la institución.
Al menos 33 personas (incluyendo el tirador) murieron y unas 15 resultaron heridas en el peor incidente de ese tipo en un campus estudiantil en la historia de Estados Unidos.
El presidente de la universidad, Charles Steger, afirmó que el número de muertos incluía al atacante y que este todavía no ha sido identificado.
Momentos antes, el mandatario estadounidense, George W. Bush, dijo que más 30 personas habían fallecido en el ataque.
“Hoy nuestra nación solloza junto a aquellos que han perdido a sus seres queridos en la Virginia Tech”, sostuvo el mandatario.
El ataque tuvo lugar por la mañana en dos áreas separadas del campus universitario tecnológico, primero en una residencia para alumnos, donde hubo dos muertos, y dos horas después en la sala de ingeniería y ciencia, con 31 muertos, incluido el tirador, que se suicidó.
Pánico y caos. Los asaltos provocaron pánico y caos. El jefe policial del recinto, Wendell Finchum, aseguró que la Policía primero consideró que el tiroteo era un incidente aislado y no cerró el campus.
Finchum no entregó información acerca de la nacionalidad o la edad del atacante, pero testigos dijeron luego que parecía un joven de origen asiático.
Las autoridades dijeron que, al parecer, el joven actuó con dos armas, una de 9mm y otra de 22mm.
Algunos estudiantes resultaron heridos cuando saltaron por las ventanas de las salas de clase para escapar del tiroteo.
Estudiantes dijeron que la semana pasada hubo múltiples amenazas de bomba al campus. Dos de ellas fueron dirigidas a las escuelas de ciencia e ingeniería.
Las cadenas de televisión repitieron varias veces las imágenes de un video captado por un estudiante que mostraba el caos que se vivió en el campus durante el tiroteo.
La cifra de muertos fue peor que la masacre perpetrada por Charles Whitman el 1.° de agosto de 1966, cuando abrió fuego desde lo alto de una torre en medio de un campus de la Universidad de Texas, en Austin y mató a 15 personas.
El primer tiroteo en la Virginia Tech se reportó a la policía del campus cerca de las 7:15 hora local en el West Ambler Johnston Hall, residencia de unos 900 estudiantes.
El hecho fue seguido dos horas después por una lluvia de disparos en el Norris Hall, un edificio de clases de ingeniería. La Policía investigaba el primer tiroteo cuando fue informada del segundo.
Debate. El ataque relanzó el debate sobre el control de armas y la seguridad de las escuelas en EE. UU.
“Es un hecho grave que perturbará el corazón de la universidad” de Virginia, un estado “con una fuerte cultura de armas”, aseguró Gerard Toal, profesor del centro.
“Falta establecer las motivaciones del atacante y cómo pudo armarse. Sin embargo, sabemos qué tan fácil es en este país que un individuo obtenga armas potentes”, manifestó Paul Helmke, presidente de la “Campaña Brady para la prevención de la violencia con armas de fuego”, un grupo independiente.
La ley de Virginia permite la venta de armas de fuego, incluidas las de asalto, a los residentes menores de 18 años que no tengan antecedentes policiales, asegura la organización en su sitio de Internet.
“Hace ocho años, los jóvenes de Littleton, Colorado, padecían un ataque terrible en el liceo de Columbine, y hace unos seis meses, cinco jóvenes fueron asesinados en una escuela amish en Pensilvania.
“Desde ese entonces, no hemos hecho nada como país para ponerle fin a la violencia con armas en nuestras escuelas y comunidades”, denunció Helmke.