Saleh rehusaba desde abril firmar el plan de las monarquías del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para resolver la crisis desatada en su país, donde miles de opositores pedían cambios políticos y sociales luego de permanecer 33 años en el poder.
Tras la firma de Saleh, representantes del partido en el poder en Yemen y de la oposición firmaron un mecanismo de aplicación del plan, según el cual Saleh debe irse del poder en un plazo de tres meses.
El rey de Arabia Saudí, presente en la ceremonia, anunció el inicio de “una nueva página” en la historia de Yemen, sacudido desde hace diez meses por una ola de protesta popular.
Por otra parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunció que Saleh viajará a Nueva York para someterse a un tratamiento médico luego de sufrir diversas heridas en un atentado el 3 de junio en Saná.
“Me dijo claramente que va a entregar todos los poderes (...) y que vendrá a Nueva York para someterse a un tratamiento médico inmediatamente después de haber firmado el acuerdo”, informó Ban Ki-moon.
Por su parte, Estados Unidos celebró la decisión, considerada por Washington como un “importante paso adelante para el pueblo yemení en su búsqueda de un país unido, democrático y próspero”.
“Estados Unidos aplaude al Gobierno de Yemen y a la oposición por acordar una transición pacífica y ordenada del poder, que responda a las aspiraciones del pueblo yemení ” , dijo el vocero, Mark Toner
El plan propuesto por las monarquías del CCG, encabezado por Arabia Saudí, prevé la salida del poder de al-Saleh a cambio de inmunidad para él y sus allegados.
Saleh, cuyo mando concluía en el 2013, es acusado de corrupción y nepotismo en su país.
El mandatario yemení se había negado hasta el momento a firmar el acuerdo, evitando hacerlo en el último momento en varias oportunidades.
Conforme al plan, el mandatario debe entregar el poder por un período interino a su vicepresidente Abd Rabo Mansur Hadi, considerado una figura de consenso.
Antes de la insurrección en febrero, Yemen ya era el país más pobre de la región, dividido y con un Gobierno que tenía escasa autoridad fuera de la capital Saná.