Buenos Aires. El presidente argentino, Alberto Fernández, anunció este viernes un endurecimiento de las medidas de confinamiento en Buenos Aires y su periferia, del 1.° al 17 de julio, ante el aumento de contagios de covid-19.
"Vamos a volver a cerrar en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) para que la circulación disminuya drásticamente, para reducir contagios y la demanda de camas", dijo el mandatario en un mensaje grabado divulgado por todos los canales de televisión.
“El día 1.° de julio, vamos a pedirles a todos que vuelvan a aislarse en sus casas y solo salgan para buscar provisiones para la vida cotidiana. Del 1.° al 17 de julio eso va a funcionar así. Van a mantenerse solo los servicios esenciales y en algunas zonas algunas industrias”, agregó Fernández.
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Esta es la sétima vez que se renueva la cuarentena, pero en las anteriores ocasiones se fueron flexibilizando las medidas y en esta oportunidad retomaron más fuerza.
La decisión se toma en medio un crecimiento exponencial de casos, con 1.167 fallecidos por coronavirus sobre 52.444 casos confirmados, de los cuales 18.416 ya están recuperados.
El presidente dijo que Buenos Aires y su periferia, donde viven unos 14 millones de los 44 millones de argentinos, "está contagiando al resto del país", donde las actividades retomaron en un 80%.
Fernández reiteró que la prolongada cuarentena "ha salvado vidas", porque dio tiempo para equipar el sistema sanitario, y advirtió que "si Argentina hubiera seguido el ritmo de Brasil, tendría unos 10.000 muertos".
Por otro lado, se prohibieron las actividades físicas al aire libre en la ciudad aunque seguirán vigentes la salidas de los menores con sus padres para dar paseos durante los fines de semana.
Golpe a la economía
El mandatario admitió que las medidas agudizarán la crisis económica que recrudeció desde que el 20 de marzo comenzó el periodo de aislamiento, uno de los más extensos de la región.
“Estas decisiones tienen una consecuencia económica. Escucho perfectamente los problemas de los que tienen comercios, de los trabajadores autónomos; tratamos de socorrer a todos con el apoyo del Estado al sector privado”, señaló el gobernante. Al respecto indicó que las ayudas brindadas a los trabajadores y empresas continuarán.
Fernández manifestó que la economía “se recupera, lo que lamentablemente no vamos a recuperar son esos mil argentinos que nos dejaron... no podemos dejar que ese número crezca sin que hagamos algo”.
Desde el 20 de marzo han permanecido cerrados, entre otros, centros comerciales, museos, estadios de fútbol, teatros, cines, gimnasios, peluquerías y restaurantes, aunque éstos últimos funcionan con la modalidad de envío a domicilio o retiro de comida.
Sin embargo, en las últimas semanas habían reabierto cientos de negocios de distintos sectores como indumentaria y calzado, electrodomésticos y muebles, con el consiguiente incremento de la circulación en la calle y en medios de transporte público.
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La vuelta atrás se produce después de casi 100 días de una cuarentena que ha causado fatiga social, una creciente crisis económica y ante una eventual saturación del sistema sanitario en julio y agosto.
La medida implica un golpe fuerte para los comercios de la capital argentina. Desde que comenzó la cuarentena, unos 20.000 los locales no pudieron aguantar tantos días de inactividad y se vieron obligados a cerrar de manera definitiva.
Para paliar las dificultades, el Estado asistió a empresas y personas en un monto que representa a casi 3% del producto interno bruto (PIB), dijo Fernández.
"La cuarentena es un remedio, el único que conocemos", insistió el mandatario, que agregó que todo el esfuerzo hecho "no fue inútil".
“Si no hubiéramos hecho lo que hicimos todo hubiera sido más grave”, aseguró.