“Se decretó estado de emergencia para garantizar la seguridad antiincendios en las repúblicas de Mari El y Mordovia y en las regiones de Vladimir, Voronesh, Moscú, Nishni-Novgorod y Riazan”, precisó el decreto presidencial.
Este texto permite limitar el acceso a las zonas donde la actividad humana podría provocar nuevos incendios y amplía la posibilidad de recurrir a las fuerzas armadas para luchar contra el fuego cuando 2.000 soldados fueron desplegados en la zona desde la semana pasada.
La temperatura alcanzaba los 36,8°C ayer por la tarde en Moscú, y según los servicios meteorológicos rusos podría superar los 40°C hacia el final de la semana.
El primer ministro ruso, Vladimir Putin convocó ayer en Moscú a los gobernadores de las regiones afectadas y ordenó comenzar el trabajo de reconstrucción de los pueblos asolados por las llamas.
El balance de muertos aumentó a 40 según las cifras dadas ayer por el ministerio de Salud y Desarrollo Social. Unos 7.000 hogares fueron afectados. Sin embargo, las autoridades rusas afirmaban que la situación mejoraba poco a poco.