Charavalle y Cúa, Venezuela. AP y AFP. "¡Corre, corre! ¡Mata a ese gringo!", le gritaba un soldado a un hombre mientras le daba un rifle para dispararle a un muñeco de paja, en Charavalle.
Marchando bajo el sol, hombres y mujeres, niños hijos de los civiles y un grupo de ancianas aprendían "disciplina, obediencia y subordinación" en Cúa.
"¡Simón Bolívar!", gritaba el instructor. "¡Padre de seis naciones!", respondían los reclutas.
Escenas como esas se repiten cada sábado en 42 centros de entrenamiento distribuidos por toda Venezuela, en donde desde marzo se entrena a miles de civiles en tareas de resistencia militar.
La preparación es voluntaria y las motivaciones de cada persona son diferentes. "Quisiera que mis hijos me vieran. Esto es como estar en una guerrilla. Me gusta este trabajo", expresó Lucy Álvarez, con el rostro ennegrecido por el carbón.
"Estaba deambulando por la calle, ahora vengo aquí y vivo en la policía municipal", explicó Ramón Delgado, de 61 años.
"Yo estoy por voluntad propia y porque adoro a mi presidente", aseguró Marasierra Díaz, de 40 años, promotora de programas sociales en su vencindario.
Otros van para divertirse. "Tengo 30 años viviendo sola y aquí me distraigo", dijo Marta Moreno, de 67 años. Para Sugeidy Pereira, de 25 años, se trata de hacer algo diferente. "Lo estoy pasando chévere. Patria o muerte", comentó sonriente.
Teresa Téllez, de 51 años, tiene motivos un poco más políticos. "Por amor a mi patria, para defender nuestra idiosincracia, nuestro folclore, lo nuestro y no caer en manos del imperialismo", aseguró.
Sobre si los civiles también reciben instrucción deológica, el comandante de uno de los batallones, Rafael Ángel Faría, respondió que "por el momento no".
Beneficios. Lo que sí reciben los civiles son beneficios en salud, vivienda y otras áreas. Por cada día de entrenamiento obtienen $7,45, monto que solo les alcanza para transporte y alimentación.
Sin embargo, el Gobierno creó en las fuerzas armadas una oficina de atención al ciudadano, donde se canalizan las necesidades sociales de los voluntarios.
"Por ejemplo, si un enfermo precisa viajar a Cuba para recibir atención", explicó Faría. "La parte social ha atraído muchos afectos a los batallones de reserva", subrayó el oficial.