Luego de que un potente terremoto de magnitud 7,6 estremeciera el sábado 2 de diciembre a Filipinas, este domingo 3 de diciembre se registraron cuatro fuertes réplicas que llevaron a los pobladores a huir de las zonas costeras, ante el temor de un tsunami.
Las réplicas fueron de magnitudes 6,4, 6,2, 6,1 y 6,0. Sacudieron la zona en el lapso de varias horas, indicó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
Por el momento, no se ha informado de víctimas ni daños.
El terremoto principal ocurrió a una profundidad de 32 kilómetros y se registró unos 21 kilómetros (km) al noreste del municipio de Hinatuan, en la provincia de Surigao del Sur, en la isla de Mindanao, detalló el USGS.
Este fenómeno provocó que las autoridades emitieran una alerta de tsunami y pidieran a la población de la costa desplazarse a zonas más altas.
“Se espera un tsunami devastador con olas cuya altura representa una amenaza para la vida”, anunció en un principio el Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología (PHIVOLCS) en la red social X (antes Twitter).
LEA MÁS: ‘Tsunami devastador’ podría golpear Filipinas tras terremoto
El Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico (OTWC, por sus siglas en inglés), situado en Hawái, emitió igualmente una alerta, pero después anunció que había sido levantada.
“Ya no hay amenaza de tsunami debido a este sismo”, indicó el OTWC en un mensaje difundido a las 16H45 GMT (10:45 a. m., hora de Costa Rica).
PHIVOLCS señaló que se observaron olas de 64 centímetros (cm) de altura en la isla Mawes, aunque posteriormente levantó la alerta.
En Japón se observaron olas de hasta 40 cm de altura en su litoral del Pacífico la madrugada del domingo.
El sargento de la Policía de Hinatuan, Joseph Lambo, señaló que 45.000 residentes en el municipio recibieron la orden de abandonar sus casas. Muchos se dirigieron a pie o en vehículos hacia zonas más altas.
“En la comisaría cayeron aparatos de las estanterías y se rompieron dos televisores. Las motos aparcadas en el exterior también cayeron”, declaró Lambo a la agencia AFP.
‘Entramos en pánico’
Un video compartido en las redes sociales y verificado por la AFP, muestra botellas de bebidas y otros productos cayendo de los estantes de un supermercado, mientras los trabajadores huyen hacia el exterior.
En otras imágenes, grabadas por Dennis Orong, de 26 años, se ve a gente gritando y corriendo en una calle de Lianga, municipio costero de Surigao del Sur.
“Estaba temblando de miedo, principalmente por la explosión de los postes eléctricos”, confesó a AFP.
Dyl Constantino, de 25 años, se encontraba en la isla de Siargao, en el noreste de Mindanao, cuando se produjo la sacudida.
“Fue el terremoto más largo y fuerte que he vivido, probablemente duró unos cuatro minutos. Aquí estamos acostumbrados a sismos, pero este fue diferente porque las puertas realmente temblaron y todos entramos en pánico”, contó.
Bethanie Valledor, de 24 años, dormía en un hotel en la ciudad de Bislig, unos 20 km al suroeste de Hinatuan, cuando el temblor la despertó.
“Sentí como si la habitación en donde nos alojamos fuera a ser destruida. Estamos muy cerca del mar. El dueño del hotel nos pidió evacuar inmediatamente. Sinceramente, estaba gritando. Entré en pánico”, detalló.
El terremoto se produce casi dos semanas después de que otro sismo de magnitud 6,7 golpeara Mindanao, causando al menos nueve muertos.
Los sismos son habituales en Filipinas, que se sitúa a lo largo del anillo de fuego, un arco de intensa actividad sísmica y volcánica que se extiende desde Japón hasta el sudeste asiático y la cuenca del Pacífico.
La mayoría son demasiado débiles y no se sienten, pero los terremotos fuertes y devastadores se producen al azar y no hay tecnología disponible para predecir cuándo y dónde ocurrirán.