Rangún. AP La mujer símbolo de la democracia en Birmania, Aung San Suu Kyi, sufrió hoy un nuevo revés cuando un tribunal rechazó una apelación de su sentencia que la mantiene en arresto domiciliario. Sin embargo, sus aliados cercanos siguen optimistas de que pronto será liberada.
La ganadora del Premio Nobel de la Paz completará su sentencia el sábado, casi una semana después de que el país sostuviera elecciones que excluyeron a Suu Kyi, de 65 años, y que fueran tachadas de farsa por el Occidente. La junta militar no ha confirmado que Suu Kyi será puesta en libertad, pero funcionarios del gobierno han dicho discretamente que están haciendo los preparativos de seguridad necesarios para este fin de semana.
Suu Kyi ya ha indicado que podría regresar a la política, pues a través de legisladores ha dicho que investigará las acusaciones de fraude electoral en cuanto sea liberada, lo que significa que entrará en disputa con el gobierno una vez más.
La disidente birmana ha estado detenida por 15 de los últimos 20 años, pero nunca se le ha declarado culpable de ningún crimen hasta agosto del 2009. Fue sentenciada a 18 meses de arresto domiciliario adicional por violar una condena similar previa al recibir a un estadounidense que nadó hasta su casa.
Además, Suu Kyi ya había perdido dos apelaciones previas contra la sentencia y había interpuesto una apelación final ante los tribunales de la remota capital de Naypyitaw.
El Fuero Especial de Apelaciones publicó hoy su decisión en un tablero de avisos públicos sin dar argumentos para el rechazo de su apelación, dijo su abogado Nyan Win.
El más joven de los dos hijos de Suu Kyi, Kim Aris, recibió esta semana una visa de Birmania, dijo Nyan Win, un indicio de que podría permitírsele ver a su madre por primera vez en 10 años. Aris, de 33 años, vive en Gran Bretaña y le habían negado la visa en repetidas ocasiones.