Beirut. El jefe de la diplomacia siria, Walid Muallem, condicionó este sábado la participación de su gobierno en conversaciones sobre el destino del sur de Siria, en parte controlado por rebeldes, a la retirada estadounidense de otra región situada en la frontera jordano-iraquí.
Desde hace varias semanas, el Ejército sirio envía tropas en refuerzo al sur del país con miras a una eventual operación militar tendiente a desalojar a los rebeldes.
Los rebeldes controlan alrededor del 70% de las provincias meridionales de Deraa y Quneitra, según la Organización no Gubernamental Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). El grupo yihadista Estado Islámico (EI) mantiene presencia limitada en el suroeste de Deraa.
El lunes, Rusia, aliada de Siria, convocó a Estados Unidos y Jordania, con los que logró un acuerdo de cese del fuego en esta región en julio del 2017, a una reunión tripartita para discutir una eventual solución negociada. Rusia también mencionó el tema con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
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"No crean todos los discursos que hablan de un acuerdo sobre el sur, mientras Estados Unidos no haya retirado sus fuerzas de las bases de al-Tanaf", a afirmó el jefe de la diplomacia siria.
La coalición internacional dirigida por Estados Unidos utiliza esta base para realizar operaciones contra el EI. También entrenó a rebeldes sirios. Estos últimos meses, varios enfrentamientos ocurrieron en la zona entre las fuerzas de la coalición estacionadas en al-Tanaf y las tropas favorables al régimen.
Según Muallem, el régimen, que controla más del 60% del territorio sirio, favorecerá la solución sobre la suerte del sur con "acuerdos de reconciliación".
Rusia ya supervisó varios acuerdos denominados de "reconciliación" en diferentes zonas rebeldes en Siria que experimentaron ofensivas de envergadura o fueron amenazadas con operaciones militares. Con esos acuerdos rebeldes fueron desarmados y algunos de ellos, así como civiles, evacuados.
El conflicto sirio, que se inició en el 2011, ha causado la muerte de más de 350.000 personas y millones de desplazados.