Ereván. El éxodo de los armenios de Nagorno Karabaj continuó este viernes, a pesar de las instancias de las autoridades de Azerbaiyán que les urgieron a permanecer en el territorio separatista que anunció su disolución el jueves tras la derrota militar.
Ante este éxodo masivo, Naciones Unidas enviará este fin de semana su primera misión humanitaria al enclave en 30 años para evaluar las necesidades de las personas que se quedaron y las que se fueron.
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En su huida por la única carretera que conecta este territorio con la república de Armenia, al menos 170 personas murieron en una explosión el pasado lunes de un depósito de combustible, según un nuevo balance difundido este viernes por la policía de las fuerzas separatistas. Un anterior balance reportó 68 muertos y alrededor de un centenar de desaparecidos.
Samvel Hambardsioumián, quien aguardaba en la gasolinera para obtener carburante, compartió su experiencia: “Había nueve personas delante de mí en la fila. Si no hubieran estado ahí, estaría carbonizado”.
La ofensiva rápida de las fuerzas de Azerbaiyán llevó a la rendición de los separatistas armenios el 20 de setiembre, con un saldo de cerca de 600 personas fallecidas.
Recuerdos destruidos
Esta derrota desencadenó la migración de decenas de miles de civiles armenios de este enclave, situado dentro de las fronteras internacionales de Azerbaiyán y escenario de dos guerras: una en los 90 y otra en 2020.
Las autoridades de la república, conocida por los armenios como Artsaj, anunciaron el jueves su autodisolución a partir del 1° de enero próximo. Este anuncio fue recibido con tristeza en la república de Armenia, donde los opositores al primer ministro, Nikol Pashinyan, convocaron una manifestación este sábado debido a sus acusaciones de que pudo hacer más durante la crisis.
En pocos días, 93,000 personas, es decir, más de tres cuartas partes de los 120,000 habitantes del territorio, abandonaron sus hogares, según el último balance publicado por Ereván.
Los armenios de Nagorno Karabaj temen represalias de Azerbaiyán, a pesar de las reiteradas garantías del presidente Ilham Aliyev de que se protegerán sus derechos.
Nagorno Karabaj, poblada mayoritariamente por armenios de fe cristiana, se separó de Azerbaiyán, donde predomina la religión musulmana, durante la desintegración de la Unión Soviética. Desde entonces, los armenios de este territorio, respaldados por Ereván, estuvieron en conflicto con Azerbaiyán.
Entre los refugiados que esta agencia entrevistó en la ciudad armenia de Goris, todos coinciden en la “crueldad” de esta última contienda y en el temor ante la llegada de los soldados enemigos. Muchos de ellos, en esta región militarizada donde todos los hombres tienen experiencia en el ejército y el combate, relatan que han quemado sus uniformes, documentos militares e incluso sus recuerdos.
“Las fotos de familia, nuestros recuerdos, los libros de historia de nuestros héroes. No queremos que los azerbaiyanos los ensucien”, expresó una joven identificada como Larissa.
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Una convivencia improbable
“Nadie cree en una coexistencia entre ambas comunidades. Ni los armenios ni los azerbaiyanos están preparados para esa opción”, señaló Bayram Balci, investigador de la escuela francesa de ciencias políticas Sciences Po.
Pashinyan acusó al país vecino de llevar a cabo una “limpieza étnica” y advirtió que en los próximos días ya no quedarán armenios en el enclave, aunque Bakú lo niega y sostiene que la gente se está yendo “por su propia voluntad”.
Según Ereván, el temor de los habitantes se intensificó debido a “detenciones ilegales” entre las columnas de civiles que huían.
Los servicios de seguridad de Azerbaiyán anunciaron el viernes la detención del general armenio Davit Manukián, acusado de actos de “terrorismo” en Nagorno Karabaj.
“Cuando el gobierno azerbaiyano dice que tratará bien a los armenios y con dignidad, eso es completamente falso”, advirtió Zhala Bayramova, abogada especializada en derechos humanos e hija de un opositor encarcelado.
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El primer grupo de refugiados de Nagorno-Karabaj desde el ataque relámpago de Azerbaiyán contra la región separatista entró en Armenia el 24 de setiembre. (ALAIN JOCARD/AFP)