Pekín
La decisión de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico (TPP), un ambicioso tratado comercial que lleva años negociándose, abre la puerta a China para rediseñar el mapa del comercio mundial.
La prensa oficial china celebró el anuncio de Trump de retirarse de un texto que era considerado como un intento de Estados Unidos de reforzar su influencia en Asia en detrimento de Pekín.
Según el People's Daily, el diario que actúa de portavoz del partido comunista chino, el objetivo del TPP es "establecer el dominio económico de América, excluyendo y suprimiendo a China".
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Por su parte el periódico Global Times, conocido por su nacionalismo, considera que "China se beneficiará del aumento del proteccionismo estadounidense", una oportunidad para la segunda economía mundial de "liderar el libre comercio" en el mundo.
La campaña de Trump se construyó en gran parte con la denuncia de los tratados de libre comercio, que según el futuro presidente de Estados Unidos destruyen empleos en el corazón industrial del país.
El TPP, promovido por Estados Unidos durante la presidencia de Barack Obama, fue firmado en 2015 tras años de negociaciones entre 12 países con acceso al Pacífico, pero entre los que no está China.
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Los aliados asiáticos de Estados Unidos, que pasaron años convenciendo a sus votantes de los beneficios del tratado con la esperanza de que sirviera también para acercarse a Washington, están ahora muy decepcionados.
El TPP era un instrumento de la política de acercamiento a Asia de Barack Obama. "El TPP sin Estados Unidos no tendría sentido", dijo el primer ministro japonés Shinzo Abe tras el anuncio de Trump.
En los últimos años, China y Estados Unidos luchan por imponer su visión diplomática en el mundo.
Pekín, que quiere ser considerado una potencia, acorde con su economía, aboga por un "nuevo modelo de relación entre las grandes potencias", poniéndose implícitamente a la altura de Estados Unidos.
"Si Estados Unidos se va del TPP podría abrir la puerta a China para desarrollar su propia zona de libre comercio en Asia", indican en una nota los analistas de IHS Global Insight.
Varios países, entre ellos Australia, ya han mostrado interés en tratados comerciales alternativos como la Asociación Económica Regional Integral (RCEP), un proyecto parecido al TPP impulsado por China.
El RCEP incluye por el momento a los diez miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), así como a China, India, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, pero no a Estados Unidos.
También en su reciente visita a América Latina, el presidente chino Xi Jinping abogó por profundizar las relaciones comerciales con la región.
En Lima (Perú), aseguró que el RCEP podría ser el primer paso de un acuerdo más amplio para construir una gran zona de libre comercio Asia-Pacífico (FTAAP), promovida por Pekín para "continuar nuestra implicación en la globalización económica".
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Pero a pesar de su aparente defensa del libre comercio, China sigue aplicando restricciones dentro de su país para impedir la competencia de compañías extranjeras, obligándoles en muchos casos a aliarse con compañías locales y a compartir su tecnología.
China también ha usado el comercio como arma política, como en el caso de la prohibición de importación de plátanos de Filipinas por una disputa sobre la soberanía del llamado Bajo de Masinloc, un banco de arena situado en el Mar de China Meridional.
El portavoz del ministerio de Exteriores Geng Shuang dijo el miércoles que China "seguirá adelante con el proceso de integración económica" en la región Asia-Pacífico y aseguró que Pekín no tiene motivos políticos para ello, a pesar de sus reivindicaciones territoriales en el Mar de China Meridional, una zona muy rica en recursos naturales.
"Tenemos que evitar politizar los acuerdos de libre comercio y esperamos que todos los países pueden dejar de interpretarlos desde su propia perspectiva geopolítica", aseguró.