Kabul. Dos atentados suicidas reivindicados por el Talibán mataron a al menos 48 personas este martes e hirieron a decenas más, en el día más mortífero desde que se declaró el fracaso de un acuerdo de paz con los insurgentes.
Los talibanes reivindicaron ambas explosiones, diciendo que uno de ellos, de una motocicleta cargada de explosivos, tenía como objetivo el mitin electoral del presidente Ashraf Ghani en las afueras de Charakar, en la provincia de Parwan. Ghani estaba presente durante al atentado pero no resultó herido, dijo su jefe de campaña.
En esa explosión murieron 26 personas, según el vocero del Ministerio del Interior, Nasrat Rahimi. Agregó que cuatro de los muertos eran militares afganos. Otras 42 personas resultaron heridas, muchas de ellas mujeres y niños.
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En el segundo atentado, horas más tarde en el corazón de Kabul y no lejos de la embajada de Estados Unidos, los talibanes dijeron que su objetivo era una base del ejército afgano. Murieron 22 personas, dijeron funcionarios del gobierno. Muchas más resultaron heridas.
Los ataques se produjeron en vísperas de las elecciones presidenciales del 28 de septiembre, a los que los talibanes se oponen. El grupo insurgente ha advertido a los ciudadanos que no acudan a las urnas y advirtió que atacarían centros de votación y actos electorales.
En el atentado contra el mitin de Ghani, el atacante suicida estrelló su motocicleta bomba contra la entrada del local donde se realizó el encuentro, según Hamed Aziz, vocero de la oficina de campaña de Ghani. Sin embargo, Aziz dijo que la explosión ocurrió a cierta distancia de donde Ghani hablaba a una multitud de alrededor de 2.200 personas.
Entre las víctimas hubo muchas mujeres y niños, informó el doctor Qasim Sangin, un funcionario local.
Imágenes del incidente transmitidas por la televisora local mostraron restos retorcidos y calcinados de vehículos policiales y militares que al parecer estaban cerca del lugar de la explosión.
En cuanto al segundo ataque explosivo, ocurrió cerca de la Plaza Massood, una intersección muy transitada en el centro de Kabul, informó el vocero del jefe de la policía capitalina, Firdaus Faramarz. En esa zona están los complejos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Estados Unidos, así como varios ministerios afganos.
El vocero de los talibanes, Zabihullah Mujahid, expresó en un comunicado que los dos ataques estuvieron perpetrados por suicidas del grupo.
Mujahid explicó que el suicida en Parwan buscó atacar a los guardas presidenciales que custodiaban tanto a Ghani como el acto, además de a otros miembros de las fuerzas de seguridad. Entre los muertos había cuatro militares.
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La campaña para las elecciones presidenciales se reanudó la semana pasada luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró el fin del diálogo que mantenían Washington y los talibanes desde hacía meses en Qatar.
La mayoría de los aspirantes a presidente habían suspendido sus campañas durante las negociaciones y el enviado de paz de Estados Unidos, Zalmay Khalilzad, manifestó que se alcanzó un acuerdo al que solo le faltaban las firmas.
Pese a sus ataques en suelo afgano, los talibanes seguían buscando apoyos internacionales.
El martes, una delegación de la milicia estaba en Teherán, y la semana pasada visitaron la capital rusa para reunirse con Zamir Kabulov, el enviado del presidente Vladimir Putin para Afganistán.
No al diálogo con Kabul
Los talibanes anunciaron a principios de la campaña electoral que harían todo lo posible para perturbar las elecciones. Los insurgentes no reconocen ninguna legitimidad a las autoridades afganas de Kabul, con las cuales han rechazado siempre cualquier tipo de diálogo.
Expertos y observadores coinciden en que existe un alto riesgo de que la violencia aumente debido a la reciente decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de cortar sus negociaciones con los talibanes para una retirada progresiva de sus fuerzas, después de que un soldado norteamericano muriera en un atentado en Kabul el 5 de setiembre.
El acuerdo negociado entre los talibanes y Estados Unidos preveía el inicio de la retirada de las tropas estadounidenses a cambio de garantías antiterroristas, una "reducción de la violencia" y negociaciones directas de paz de los insurgentes con Kabul.
El ejército de Estados Unidos está presente desde el 2001 en Afganistán, cuando expulsó del poder a los talibanes. Actualmente, hay unos 13.000 soldados estadounidenses desplegados en este país.