Nueva York. AFP. El clérigo islamista radical Abu Hamza, extraditado ayer a Estados Unidos desde Gran Bretaña junto a otros cuatro acusados, compareció brevemente ante un tribunal de Nueva York para enfrentar cargos de terrorismo, en lo que Estados Unidos presenta como una victoria clave en su batalla contra la red al-Qaeda.
Hamza apareció por breves momentos ante un juez de Nueva York, que ordenó mantenerlo en prisión y le comunicó el acta de acusación, donde constan los delitos por los cuales se lo juzgará.
De barba y cabellos canos, Hamza, quien perdió sus dos brazos y a quien le fueron retiradas las prótesis, permaneció con la cabeza gacha y en silencio a lo largo de la audiencia, convocada para informarle de sus “derechos” y notificarle los once cargos de los que se le acusa, según le dijo el juez Frank Maas, del tribunal federal de Manhattan.
Otros dos acusados de actividades terroristas extraditados desde Gran Bretaña y que también llegaron a Estados Unidos pero en un vuelo separado, Babar Ahmad y Syed Talha Ahsan, acusados de vínculos con actividades terroristas, se declararon inocentes ayer ante un tribunal de New Haven, en el estado de Connecticut, detalló un alto funcionario.
Más acusados. Jaled al-Fawwaz y Adel Abdul Bary, extraditados junto con Hamsa y acusados con otras 20 personas de los atentados de 1998 contra las embajadas estadounidenses en Nairobi y Dar es Salaam, serían a su vez formalmente acusados ayer también en Nueva York.
Hamza, de 54 años, fue retirado el viernes de la cárcel británica en la que se encontraba, en el capítulo final de una larga saga judicial, y conducido a una base militar para ser extraditado hacia EE. UU.
Hamza había sido detenido en agosto del 2004 en el Reino Unido en cumplimiento de una petición emitida tres meses antes por las autoridades estadounidenses. Y en 2006 condenado a siete años de prisión por incitación al asesinato y al odio racial.
Sobre Hamza, un antiguo imán de 54 años de la mezquita de Londres nacido en Egipto, recaen once acusaciones, entre ellas la de haber tomado parte en el secuestro de 16 turistas occidentales en Yemen en 1998, cuatro de los cuales murieron durante una operación militar para liberarlos.
También es sospechoso de haber contribuido a crear un campo de entrenamiento en Estados Unidos en 2000-2001.