¿Cómo analiza la situación actual de la industria textilera?
Aunque parezca mentira, vienen mejores tiempos. El caso de BorKar, en San Rafael de Poás, es un ejemplo, porque viene creciendo su producción. Hasta ahora está tomando la ventaja total de lo que se logró en el TLC con Estados Unidos, en el caso de la lana. Hanes había cerrado una planta Bali, para hacer ropa íntima, y ahora la está abriendo como Hanes, para fabricar calzoncillos. Confecciones Jinete, en Aserrí, también reabre.
¿Eso es una reactivación?
En términos generales son buenas noticias para el año entrante y se reflejará en las cifras de exportaciones del 2011. Pero no es nada del otro mundo; no vemos compañías nuevas que vengan a invertir a Costa Rica, excepto en el campo del poliéster, pero sí se espera un aumento de la producción en empresas ya establecidas aquí.
¿Pueden aprovechar beneficios de la Ley de Zonas Francas?
Hay una ventaja en el campo de los hilos de poliéster, no en el de confección. El costo de la electricidad aquí es 30% menor al resto de Centroamérica y los aranceles al poliéster son menores en Estados Unidos. Por eso se pueden traer firmas de ese tipo a zonas rurales como Puntarenas, aprovechando la nueva Ley.