La pobreza afecta al 21,8% de los hogares costarricenses, esto significa que 390.509 hogares carecen de los ingresos mínimos para satisfacer sus necesidades básicas, informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). El porcentaje es menor que el del 2022, cuando el indicador fue de 23%.
Esta reducción de 1,2 puntos porcentuales en la pobreza equivale a 8.930 hogares menos que viven en esta situación, en comparación con el año anterior, según se desprende de los resultados más recientes de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), que elabora la institución.
La reducción en la pobreza se produce en un contexto de mejora en los ingresos per cápita (ingreso del hogar entre su número de integrantes) de la población costarricense, especialmente en las zonas rurales, donde el aumento fue mayor en comparación con las áreas urbanas.
En 2023, los ingresos de los hogares en los primeros deciles (se dividen los hogares en 10 grupos según su ingreso donde los primeros deciles son los de menores ingresos) crecieron más que la línea de pobreza, cuyo aumento fue de menos de un punto porcentual tanto en las zonas rurales como urbanas.
En el caso de la zona rural, el ingreso de los hogares del primer decil creció 6,7% respecto al año pasado, mientras que en el segundo y tercer decil creció 11,0% y 8,1%, respectivamente. En el área urbana, los primeros tres deciles de ingresos aumentaron entre 4,0% y 5,4%.
Eddy Madrigal Méndez, coordinador de la Enaho, afirmó que en la zona rural existe un mayor dinamismo en el mercado laboral de los hogares con menores ingresos, lo que propició una recuperación más rápida en los ingresos en comparación con las regiones urbanas.
“Siempre entran a jugar dos aspectos, el nivel de precios y el ingreso. Resulta que en los precios se tiene prácticamente el mismo comportamiento en las dos (rural y urbana), así que esto tiene que ver con un asunto de mercado de trabajo, pareciera que en la zona rural hay un poquito más de dinamismo entre hogares de menor ingreso”, explicó Madrigal.
Esta recuperación más notable en los ingresos de los hogares más pobres influyó en una reducción más marcada de la pobreza en zonas rurales en comparación con los hogares urbanos. Esto llevó a una reducción de la brecha entre ambas zonas, pasando de 7,2 puntos en el 2022, a 6,4 puntos este año.
En la zona rural, la pobreza disminuyó del 28,3% en el 2022 al 26,4% en el 2023; mientras que en el área urbana se mantuvo en 20,1%, sin cambio significativo respecto al 2022.
Juan Robalino Herrera, director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la Universidad de Costa Rica, consideró una buena noticia la reducción de la brecha entre estas zonas de residencia.
Robalino Herrera añadió que una de las razones detrás de la caída en la pobreza general es el aumento en la ocupación para los sectores con menor educación en los últimos meses, lo que marca una gran diferencia en términos de empleo.
Además de la mejora en los ingresos, otro aspecto relevante que influyó en la reducción de la pobreza fue la disminución de la inflación, según el INEC. Madrigal Méndez aseguró que, al igual que el año pasado, en el 2023, la participación de los precios juega un papel muy importante en el resultado.
Para estimar la condición de pobreza por el nivel de ingresos, se construye una línea de pobreza, que es el monto mínimo requerido para que una persona pueda satisfacer las necesidades alimentarias y no alimentarias, por lo que los precios son muy relevantes.
Esta línea de ingreso mínimo se estableció en ¢129.038 por persona para los hogares urbanos y en ¢99.537 para los hogares en zonas rurales, es decir, casi sin cambios respecto a 2022. Los hogares cuyos ingresos no alcanzan para cubrir ese monto se consideran pobres en el 2023.
Por su parte, aquellos hogares donde el ingreso per cápita no alcanza para cubrir el costo de la canasta básica alimentaria se encuentran en extrema pobreza. Para los hogares de zona urbana, el precio de esos productos se ubicó en ¢62.635 por persona, mientras que en los hogares rurales es de ¢51.930, es decir, se incrementó 4,0% y 4,8%, respectivamente.
A pesar del aumento del 4% en el costo de la canasta básica alimentaria, se redujo el valor del componente no alimentario, lo que es consistente con una disminución del nivel general de precios, evitando así un aumento en la línea de pobreza, según el coordinador de la Enaho
Luis Oviedo Carballo, investigador del IICE, coincidió en que el costo de vida fue un factor que permitió disminuir la cantidad de hogares en situación de pobreza, y también indicó una mayor cantidad de personas de hogares en condición de pobreza incorporándose al mercado laboral.
El INEC señaló que el ingreso per cápita aumentó 4% en el 2023, en comparación con el año pasado, y se estimó en ¢411.151 mensuales. A pesar del aumento, el promedio por hogar no registró un cambio significativo. Según la Enaho, dicho ingreso es de ¢1.049.142 mensuales, en comparación con el año anterior, cuando fue de ¢1.023.641.
Pobreza extrema estancada
A pesar de la reducción de la pobreza general, la pobreza extrema se mantuvo en 6,3%, en comparación con el 6,4% de 2022. Estos hogares pasaron de 110.631 a 112.916 en el 2023 debido al crecimiento poblacional, con lo cual se mantiene estancada al no registrar cambios estadísticamente significativos en comparación con el año anterior.
Según Madrigal Méndez, la canasta básica alimentaria, que se utiliza como referencia para la pobreza extrema, aumentó entre 4% y un 4,8% en comparación con el año pasado, lo que limitó la disminución en la pobreza extrema a pesar de la mejora en los ingresos de las personas en los deciles más bajos.
No obstante, el coordinador de la Enaho enfatizó que lo natural habría sido que, con un aumento del 4% en el costo de la canasta básica, la pobreza extrema hubiera aumentado. Sin embargo, la mejora en los ingresos de los deciles más bajos compensó esta situación y evitó un deterioro en el indicador.
En cuanto a las zonas de residencia, tampoco se encontraron variaciones estadísticamente significativas. El porcentaje de hogares en pobreza extrema en las zonas urbanas, en el 2023, es del 5,4%, mientras que en las zonas rurales es del 8,6%.
Para Oviedo Carballo, es importante tener en cuenta que hay 2.000 hogares más a nivel nacional en esta condición de pobreza extrema, lo que indica que este grupo sigue viviendo en condiciones muy precarias y que las ayudas no están llegando a ellos.
Año de transición
El INEC señaló que la tasa de pobreza en el país para 2023 es similar al porcentaje observado en el año previo a la pandemia, que fue del 21%, es decir, 0,8 p. p. menos que el registro de este año. Esto sucede después de que el índice alcanzara un 26,2% en el 2020.
El coordinador de la Enaho destacó que los niveles de pobreza actuales siguen siendo más altos que los de 2019, pero que este año se puede considerar un periodo de transición, en el cual los resultados se están estabilizando después de la crisis sanitaria provocada por la covid-19.
Según el coordinador del IICE, el mercado laboral todavía está en un proceso de ajuste, y podrían darse niveles más bajos de ocupación que antes de la pandemia. No obstante, añadió que el funcionamiento actual de la economía puede ayudar en el futuro.