El sector rural ha sido sinónimo de pobreza, producción agropecuaria y menor desarrollo, percepción que ha perdido vigencia para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) debido a los nuevos aportes que genera, razón por la que promueve un nuevo enfoque para fomentar su transformación como un espacio competitivo y con muchas oportunidades.
El cambio en el sector rural motivado por factores económicos, demográficos, migratorios y sociales, ha sido el caldo de cultivo de este proyecto, que plantea principalmente cambios para corregir, mediante políticas públicas, las brechas estructurales frente al enfoque urbano con el objetivo de integrar el nuevo modelo rural, para visibilizarlo, luego fortalecerlo y se convierta en un vehículo para afianzar el desarrollo en la región.
Hugo Beteta, es el director de la Cepal en la sede subregional que atiende México, Centroamérica y el Caribe. Desde su cargo gestiona y promueve las Nuevas narrativas para una transformación rural, proyecto que impulsa el organismo de la mano del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
La Nación conversó con este economista de 64 años, nacido en Guatemala y establecido desde hace 14 años en México, durante un espacio del seminario internacional Brechas de desigualdad en México, Centroamérica y el Caribe que se desarrolla esta semana en Costa Rica.
- ¿Cómo Cepal define lo rural?
– Nosotros vamos en que debe haber una definición multivariada que incluya no solo criterios de población y densidad, sino criterios que reflejen más orientación económica, por ejemplo, el porcentaje de cobertura forestal, que tenga una visión territorial, no solo la separación urbana y rural, (la definición) es específica en cada país.
”Aquí en Costa Rica hicimos tres índices de acuerdo a los datos disponibles con el Mideplán, pero es multivariado, es una cosa mucho más sofisticada que mide la orientación económica, las condiciones económicas y temas demográficos. Hay consideraciones especiales para las ruralidades de los pueblos indígenas”.
– ¿Cuál es el mensaje que quiere lanzar Cepal al analizar la nueva narrativa de la ruralidad?
– Muchas de las narrativas que hemos construido se perciben como coyunturales y esos problemas a veces se abordan desde una dimensión del individuo: ‘si uno se esfuerza más, trabaja más’, o ‘si el gobierno actúa mejor esos problemas se van a resolver’, pero aquí estamos llamando la atención que hay desafíos estructurales que requieren un compromiso de toda la sociedad y acción continúa por mucho tiempo.
”Le doy un ejemplo: el tema demográfico, uno dice, bueno ese tema qué tiene que ver, vemos que en Costa Rica está en una plena transición demográfica acelerada, saliendo de una etapa y entrando a otra de manera acelerada, vemos que en la etapa en que está requiere mucha inversión para jóvenes y educación superior, esos van a ser temas muy sensibles, cómo dar empleos a los jóvenes, en la siguiente etapa los temas son pensiones y salud, esa es una cosa que va a requerir que la sociedad costarricense lo vea, no como un gran problema de unos pocos individuos o solo de una administración, si no algo que la sociedad debe resolver a través de pactos sociales.
”Hoy están en la calle exigiendo educación superior y en parte no me extraña porque la estructura demográfica de Costa Rica requiere empleos y educación en este momento, más adelante van a tener que aumentar las inversiones en salud y en pensiones, porque su estructura demográfica de una población envejecida así lo va a requerir”.
- En la zonas rurales hay riqueza y usted ha planteado que podría estar mal administrada. ¿Este enfoque cómo lo solventa y cómo esto lleva a la reducción de la pobreza?
– La propuesta ‘cepalina’ siempre ha sido un cambio estructural, en el pasado cuando hablábamos de cambio estructural implícitamente decíamos del sector primario hacia la industrialización; de lo rural a lo urbano, y la Cepal tenía pocas propuestas de política industrial rural, eso lo venimos dejando atrás y estamos planteando un cambio estructural que considere los territorios integralmente, no solo la parte de transformación productiva, la agricultura tiene un peso menor en el PIB (producto interno bruto) pero aún es muy importante en el empleo, la agricultura costarricense hoy tendrá 20% del empleo nacional, sigue siendo sumamente importante, entonces no tenemos que tener un sesgo hacia lo urbano, hacia la industria, debemos pensar en una agricultura de precisión, con tecnología, sistema de información, conservación ambiental y no pensar que esto va a transitar hacia la urbanización. Es una mirada diferente de cómo nosotros veíamos el cambio estructural hace unas décadas.
- ¿Ha calculado Cepal el aporte económico de lo rural en nuestra región?
– Es significativo, se ha hecho algo en el aporte de servicios ambientales de lo rural y lo urbano, pero no es una medida muy fiable porque mucha de la actividad económica está registrada en las grandes metrópolis. Creo que el potencial es enorme, pero tiene que verse como una parte integral de la estrategia con una dimensión económica y social.
- ¿Cuál es el principal obstáculo de Costa Rica para avanzar en el desarrollo de la ruralidad?
– Creo que la gran concentración territorial es un gran obstáculo a vencer, ya se están tomando acciones, toda esta gran área metropolitana que concentra los flujos, las transacciones... esa alta concentración, todas las instituciones del gobierno están acá, las oportunidades, académicas, ese es un desafío importante. Tampoco el bono del género no se ha aprovechado en su totalidad, la participación laboral de las mujeres es baja en Costa Rica y hay grandes brechas en los salarios que perciben los hombres y las mujeres.
”Este tipo de cosas de pensar creo que son muy importantes para transitar de nuevo a ese cambio estructural que coloque la igualdad, la sostenibilidad y la productividad en el centro del foco.
- Con todo esto se percibe que se deja de ver lo rural como lo campesino...
– Exactamente, era lo atrasado, lo de baja productividad, lo que no tenía espacio en la visión de desarrollo, luego empiezan a salir sectores en el Cono Sur que incorporan tecnologías de riego, semillas, y son sectores de punta agrícolas; Brasil, Argentina... Aquí (Costa Rica) también tenemos un sector muy competitivo, han sido exportadores agrícolas competitivos internacionalmente, es intensivo en empleo que por supuesto requiere atención y acompañamiento porque hay muchos elementos creo yo de nuevas variedades de semillas.
”Creo que la agricultura sigue siendo un sector prioritario porque es intensivo en empleo y además tiene que tener encadenamientos a la economía local, esencialmente al pequeño productor. Tenemos que preocuparnos con mejores encadenamientos de la Inversión Extranjera Directa (IED) para que si les va bien, todos queremos que les vaya bien, jale al resto de la economía, en eso Costa Rica creo que ha hecho estrategias de desarrollo con más ambición, pero hacia adelante creo que hay que concentrarse menos en la cantidad de la inversión extranjera directa y más en la calidad, es importante y hay poco instrumental, en México lo intentamos hacer, definir qué es IED de calidad cuesta, parte de eso es cerrar las brechas territorial, y equal pay (salarios equitativos) para hombres y mujeres”.