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A pesar de la perspectiva positiva, aún hay riesgos latentes que podrían provocar que la situación empeore. Asimismo, se prevé que el crecimiento de las economías avanzadas, en su conjunto, decaiga al 1,4 % en el 2020, en parte debido a que persiste la debilidad en las manufacturas. (Albert Marín)
El Banco Mundial (BM) presentó, este miércoles 8 de enero, las perspectivas económicas mundiales para el año 2020. El ente señala que, en términos generales, el desempeño de la economía mundial se acercará, según las previsiones, al 2,5%, y por ahí rondará también el de Costa Rica.
Este crecimiento global dependerá de que las inversiones y el comercio se recuperen gradualmente de la “significativa debilidad” que mostraron en el 2019, según explicó el la entidad multilateral, por medio de un comunicado de prensa.
A pesar de la perspectiva positiva, aún hay riesgos latentes que podrían provocar que la situación empeore. Asimismo, se prevé que el crecimiento de las economías avanzadas, en su conjunto, se desacelere al 1,4 % en el 2020, en parte debido a que persiste la debilidad en las manufacturas.
En los mercados emergentes y las economías en desarrollo, donde se encuentra Costa Rica, la entidad espera que este sea un año de crecimiento, con porcentajes que alcancen incluso el 4,1% entre esta categoría de países. Sin embargo, este repunte no es generalizado y depende de que el desempeño de un pequeño grupo de economías grandes mejore, según destacó la institución. Algunas de estas economías está saliendo de un período de debilidad considerable.
El Banco también prevé que cerca de la tercera parte de los mercados emergentes y las economías en desarrollo se desacelerarán este año. Esto será como consecuencia de que el volumen de las exportaciones y las inversiones podría ser menor al esperado.
En el caso de Costa Rica los números están en positivo pero son modestos. Mientras en el año recién concluido el país cerró a un crecimiento de 2% en relación con el año anterior, para el 2020 la proyección del Banco es que se alcance un aumento de 2,5% .
El anterior comportamiento se mantendría hasta que el país alcance un 3,2% de crecimiento anual, en el 2022, según las proyecciones. Los números son comparables con las proyecciones realizadas por el Banco Central (BCCR) en la Revisión del Programa Macroeconómico 2019-2020, donde proyectaron un crecimiento de 2,6% para el año en curso.
“En vista de que el crecimiento de las economías emergentes y en desarrollo probablemente se mantendrá bajo, los responsables de formular políticas deberían aprovechar la oportunidad para encarar reformas estructurales que impulsen un crecimiento de base amplia, factor esencial para reducir la pobreza”, afirmó la vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Grupo Banco Mundial, Ceyla Pazarbasioglu.
“Las medidas dirigidas a mejorar el clima para los negocios, el Estado de derecho, la gestión de la deuda y la productividad pueden contribuir a lograr un crecimiento sostenido”, puntualizó.
Incertidumbre
Afectado por el aumento de la incertidumbre más el impacto negativo de los incrementos en las tarifas fijadas anteriormente, el crecimiento de Estados Unidos se desacelerará a 1,8 % este año. De la misma manera, en la zona del euro, las previsiones sobre crecimiento se han modificado a la baja y se han establecido en 1% para el 2020, en un contexto de actividad industrial débil, de acuerdo con el BM.
Sin embargo, la entidad también alerta que predominan los riesgos de que las perspectivas empeoren. Por ejemplo, una nueva escalada de las tensiones en las relaciones comerciales y la incertidumbre respecto de las políticas en esta área son algunos de los riesgos.
“Aún si estos mercados y economías se recuperan tal como está previsto, el crecimiento per cápita se mantendrá muy por debajo de los promedios de largo plazo y de los niveles necesarios para alcanzar los objetivos vinculados con el alivio de la pobreza”, detalló la institución.
“Las bajas tasas de interés mundiales ofrecen solo una protección precaria contra las crisis financieras”, sostuvo el director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial, Ayhan Kose. “La historia muestra que las oleadas de acumulación de deuda no suelen tener final feliz. En un entorno mundial frágil, es fundamental implementar mejoras en las políticas a fin de minimizar los riesgos asociados con la actual ola de endeudamiento”.