Coopelesca compró el proyecto hidroeléctrico Aguas Zarcas, a Holcim Costa Rica, pese a que la planta presentaba daños en equipos y un menor caudal de agua, recursos básico para la generación de energía.
Así se detalla en el avalúo realizado, en junio del 2014, por la empresa CT Energía y con la cual se fundamentó el financiamiento de $32,7 millones otorgado por el Banco de Costa Rica (BCR) a la empresa sancarleña.
"La generación anual (de electricidad) muestra una tendencia descendente. Esto se debe a una merma en los caudales anuales en el río y a problemas en el equipo electromecánico, que requieren mayor mantenimiento que antes", se explicó en dicho documento.
Coopelesca le pagó a la empresa cementera $35,3 millones por el proyecto. Sin embargo, la inversión asciende, hasta ahora, a $38,2 millones debido a los arreglos en la maquinaria y al costo de tener la planta detenida y tener que comprarle energía al ICE, según información brindada por la misma compañía y el diputado Ottón Solís.
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De hecho, el indicador de productividad de la hidroeléctrica inició un proceso de declive desde hace 12 años, según el avalúo y el Centro de Despacho del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), unidad que contabiliza la producción privada de energía en el país.
Tal información fue revelada por Ottón Solís durante la comparecencia del Consejo de Administración de la Cooperativa de Electrificación Rural de San Carlos (Coopelesca), el pasado 22 de setiembre, en la Comisión Investigadora de Créditos Bancarios de la Asamblea Legislativa.
"El avalúo del año 2014 dice que hay falta de mantenimiento de equipo y de obsolescencia de otros. Ustedes compraron en $35 millones, sabiendo esto. Compraron no chatarra, pero casi chatarra", argumentó el legislador en su interrogatorio.
Omar Miranda, gerente de Coopelesca, insistió en la comparecencia que tanto el avalúo de CT Energía así como sus "propios números", concluyeron que el precio negociado con Holcim fue el correcto.
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La planta Aguas Zarcas, con 20 años de operar, tiene una capacidad de generación de 14,5 megavatios-hora (MWh).
El Ministerio Público actualmente investiga un supuesto tráfico de influencias en el préstamo otorgado por el BCR, pues Alberto Raven era director del Banco, fiscal de Holcim y el negocio de compra-venta se realizó en su bufete.
La hidroeléctrica de la Cooperativa también mantiene litigio pendiente con Tico Fruit por el uso de la concesión del agua para la generación de energía.
Baja productiva
El avalúo a la hidroeléctrica Aguas Zarcas detalla que el indicador denominado "factor de planta" presenta una tendencia marcada de retroceso que se aceleró, luego de que Coopelesca adquirió el proyecto.
Esta medida genera un valor porcentual que es el resultado de dividir la electricidad generada en un año entre la energía generada si se hubiera trabajado a plena carga.
El resultado es un indicador de 1 a 100, entre más cerca esté de 1 menor es la productividad y en cuanto más se acerque a 100, mejor su rendimiento.
En el caso de la planta, el indicador muestra que, en el 2004, se alcanzó el mejor resultado, con un 80%; luego se inició un proceso de descenso hasta alcanzar el 39% durante el año pasado.
Solís argumentó que tal resultado es la muestra de que el proyecto tiene dificultades hidrológicas, lo cual es problemático pues es la materia prima de la planta.
"Ustedes compraron cuando a las máquinas había que hacerle mayores reparaciones y cuando el río está a punto de secarse", afirmó el legislador.
Sin embargo, el gerente de la Cooperativa cuestionó los datos de Solís, pues según sus estadísticas la productividad de la planta, durante sus 20 años de operación, es del 55%.
Mayor costo
Miranda sí aceptó en su comparecencia que, desde antes de la compra, reservaron $731.000 para cubrir parte de los arreglos, dinero que fue otorgado en un crédito por el BCR.
Sin embargo, la inversión en el overhaul de la hidroeléctrica asciende, hasta ahora, a $1,5 millones.
Solís insistió en que el gran perdedor del negocio es Coopelesca, pues el costo real de la planta Aguas Zarcas es de casi $38 millones entre el pago a la cementera, la inversión en arreglos y un lucro cesante de $750.000 al tener el proyecto detenido y comprarle energía al ICE.
El futuro de la hidroeléctrica también depende de la renovación del contrato de arrendamiento de los terrenos, propiedad del Instituto de Desarrollo Rural (Inder), por donde pasan los canales que llevan el agua al embalse.
El Inder ya informó de que no prorrogará el alquiler de 13 hectáreas de terreno y en estos momentos analiza la viabilidad legal de vender dicha tierra a la Cooperativa.