La división Palmito, de la empresa Demasa, suspenderá el recibo del tallo a terceros, a partir de este 20 de diciembre, con lo cual alrededor de 83 productores quedarán en incertidumbre, pese a que se realizan gestiones para entregar el producto a otras dos plantas industrializadoras.
La suspensión del recibo se produce en la principal planta industrial de Costa Rica, la cual, además, tiene más de 30 años en la actividad. El 75% de las 2.300 toneladas anuales procesadas procede de productores independientes, según un documento distribuido por la compañía.
Esta medida empresarial pone fin a más de 25 años de relaciones con los productores a quienes Demasa les recibía la cosecha. Hiram Cervantes y Eliécer Fernández, dos de los agricultores afectados, explicaron, por separado, que buscan dónde entregar la producción, aunque eso implique menor precio u otras condiciones.
El palmito se impulsó como parte de los productos del modelo de sustitución de exportaciones, a finales de la década de los años 80 e inicios de los 90.
Sin embargo, la competencia de otros países con menores costos de producción afectó la colocación del vegetal en el mercado internacional. El impacto se ha mantenido en los últimos años, pues el portal estadístico de la Promotora del Comercio Exterior (Procomer) reporta una baja del valor de las exportaciones del palmito en conserva desde los $16 millones del 2015, a los $11 millones del 2018.
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Demasa explicó, el martes 10 de diciembre, que la decisión obedece a los altos costos en Costa Rica y a la falta de competitividad del palmito costarricense en el mercado internacional, especialmente frente al producto ecuatoriano.
Una caja equivalente de producto terminado ecuatoriano vale 36% menos que el de Costa Rica, según la empresa, que también tiene una planta industrializadora en ese país.
La demanda de este alimento en el mercado mundial también cayó 18% entre el 2014 y el 2019, explicó Miguel Chavarría, subdirector de mercadeo de Demasa.
Empero, la compañía no abandonará totalmente esta actividad en Costa Rica, pues mantendrá su planta industrial, en Guápiles, con el abastecimiento de su finca de 500 hectáreas, donde realizó un programa de modernización para aumentar al doble la productividad en los últimos cinco años.
Pero los 83 productores quedan, a partir de este 20 de diciembre, sin seguridad de quién les va a recibir su cosecha y solicitaron que urgentemente se pongan a funcionar instalaciones en proceso de construcción, financiadas especialmente por el Instituto de Desarrollo Rural (Inder).
La mayoría de los productores tiene más de 25 años de entregar la cosecha en la División Palmito de Demasa.
Cambio obligado
Según Chavarría, de Demasa, entre el 2015 y el 2018, la compañía debió invertir $1,7 millones en la plantación para mejorar la productividad y, con ello, competir contra los bajos costos de Ecuador.
Además, invirtió otros $250.000 en la planta, con el afán de reconvertirla y dedicarla no solo al proceso y empaque de palmito sino a otros productos. Uno de ellos son los patacones, que ya están en el mercado empacados como snack’s y que han tenido mucho éxito.
En la planta en Guápiles, Demasa también elaborará frijoles y vegetales frescos en envases y otros productos tipo snack’s, los cuales se pondrán en el mercado próximamente.
De esa manera, adujo Chavarría, se logrará mantener la industria en operación, así como a los 15 trabajadores que mantiene en Guápiles.
En el Caribe, mientras tanto, los productores se enfrentan a la incertidumbre de no tener a quién entregar los tallos de palmito a partir de este 20 de diciembre. “Es el peor regalo de Navidad”, declaró Hiram Cervantes, uno de los afectados por la situación.
Eliécer Fernández, otro de los afectados, dijo que mantiene 30 hectáreas en producción y cinco empleados en la finca, en Campo Dos de Cariari, Pococí. En este caso, el productor dijo que al conocerse los rumores acudió a un intermediario que lo lleva a otra de las dos plantas adicionales instaladas en el país. Pero aseguró que el precio ya le bajó 25%.
Cervantes, por su lado, mantiene 35 hectáreas en Germania de Siquirres y dijo que tiene 25 años en esta actividad productiva. Añadió que aún sostiene a los seis empleados, pues hasta el 20 de diciembre le reibirán la producción.
A partir del cierre del recibo en Demasa, Cervantes dice que no tiene nada seguro, aunque realiza gestiones en otras plantas y pide que el Gobierno reconvierta instalaciones construidas en la región caribeña para desarrollar el producto congelado, ya que encontraron un cliente interesado en Estados Unidos.
El ministro de Agricultura y Ganadería (MAG), Renato Alvarado, aseguró que desde hace dos meses analizan la situación, pero que fue sorpresivo el freno al recibo a partir de este 20 de diciembre. En vista de la situación, agregó, el lunes pasado se reunieron con una de las industrias y se mostró en disposición de recibir casi toda la cosecha de quienes entregan a Demasa, mientras que la otra planta puede recibir otra parte.
Adicionalmente, el Ministro dijo que reactivarán la construcción de plantas iniciadas por el Inder, para hacer frente a esta situación de emergencia.