Los alumnos fantasmas que algunos directores incluyen en los reportes de matrícula de escuelas y colegios públicos, no solo hacen incurrir al MEP en un millonario gasto, sino que también alteran las cifras de deserción.
El dato oficial sobre los estudiantes que abandonan las aulas cada año, sería menor si no existiera ese registro de casi 41.000 escolares y colegiales ficticios.
La cantidad de alumnos fantasmas surgió tras un estudio de
Aunque no hay forma de saber, a ciencia cierta, cuántos de estos fantasmas realmente son declarados como desertores a final de año, el MEP hizo una estimación.
Después de una auditoría hecha en el 2012 al 30% del total de centros educativos del país, los estadísticos del Ministerio concluyeron que el abandono sería de 7,8% en los colegios y no de 11%. En las escuelas calcularon que se acercaría al 0,6% y no al 2,6%.
Las cifras son similares a las de otro estudio de este diario que, siguiendo la misma metodología del MEP, restó la cifra de desertores a la de alumnos ficticios encontrados.
En los liceos diurnos y nocturnos más de 39.000 educandos dejaron los libros en el 2011. Ellos equivalen al 12% del total registrados a inicios del curso lectivo (314.000), según los datos del MEP.
El análisis de
Al restar las dos cifras, los desertores se reducirían a 21.000 (7%).
En las escuelas no serían tres de cada 100, sino, prácticamente, cero los niños que dejan las aulas. “En términos de cómo combatir la deserción, esto (alteración de matrículas) no es tan importante. La deserción depende de factores más allá de si la matrícula se infló o no. No está presente en un solo lugar o comunidad”, aseguró Leonardo Garnier, ministro de Educación.
Garnier sostuvo que los muchachos dejan las aulas por razones de pobreza. “Tienen que trabajar, pese a la ayuda de las becas. Se van también al aburrirse o sacar malas notas. No todos los fantasmas son desertores”, recalcó.
Luego de la auditoría de matrículas, el MEP cambió los rangos de cantidad de alumnos que se requieren para que los directores puedan elevar la categoría de su centro y, de ese modo, subir sus salarios.
Además, definió nuevos rangos para el tamaño y número de secciones con la intención de evitar que se inventen alumnos.
Sin embargo, tener un sistema de inscripción electrónica, que incluya nombre completo y número de cédula de cada alumno, camina despacio en el MEP.
Tampoco es probable que los directores que alteran matrículas sean denunciados penalmente. Garnier cree muy difícil probar que lo hacen con intención. “Al final se va a desestimar el caso”, aseveró.
“Nos ofrece un panorama diferente para enfocarnos en los centros donde el problema sí existe. No significa bajar la guardia, la lucha está viva”, dijo Ricardo Vindas, director de Planificación del MEP.
Para combatir la deserción, el Ministerio destina ¢13.000 millones en los 100 colegios con la tasa de abandono más alta del país.