La palabra disfagia puede parecernos extraña, pero es un padecimiento que afecta a muchísimas personas en el mundo, especialmente a adultos mayores y a quienes tienen ciertos tipos de enfermedades o trastornos.
Esta palabra se compone de dos términos griegos: “dis”, que significa dificultad, y “fagos”, que significa comer. Entonces, en términos sencillos, la disfagia es la dificultad (e incluso la imposibilidad, en los casos más graves) para tragar. Puede darse con alimentos sólidos, pero también con los líquidos, incluso, con la misma saliva. Y esta condición puede presentarse en distintos niveles y por distintos motivos.
“La deglución es compleja y en ella participan varios músculos y nervios. Cualquier afección que debilite o dañe los músculos y los nervios que se usan para tragar, o que cause un estrechamiento de la parte posterior de la garganta o del esófago, puede causar disfagia” indica la Clínica Mayo en su sitio web.
Por eso mismo, las sensaciones no son iguales para todos los pacientes. Según la Asociación Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés), algunas personas tienen arcadas o tos, o se ahogan al intentar tragar. Otras tienen la sensación de que la comida les queda atascada en la garganta. Otras, tienen dolores tan grandes que tragar significa un sacrificio. Otras, regurgitan la comida (es decir, la regresan) o la vomitan.
Si esto no se controla, podría repercutir con bajo peso y desnutrición, o atragantamiento.
La ASCO maneja estos temas porque precisamente el cáncer, especialmente de boca, garganta o esófago, es una de las causas por las cuales puede presentarse disfagia. A esto se le añade que algunos tratamientos contra el cáncer pueden tener como consecuencia la disfagia, como la radioterapia, cirugías y, en raras ocasiones, la quimioterapia.
También otras enfermedades pueden producirlo a mayor o menor nivel, como el reflujo gastroesofágico, distintos tipos de esclerosis y el envejecimiento, especialmente cuando se debilitan más los músculos que participan del proceso digestivo.
Por otra parte, este padecimiento también se presenta en algunas personas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA), como la anorexia; en este caso el síntoma es más de índole mental y nervioso que físico.
Tipos y subtipos

La Clínica Mayo describe que, como el sistema digestivo se divide en fases, la disfagia cambiará según el tejido, músculo u órgano que tenga el problema.
Disfagia bucofaríngea u orofaríngea. Esta es la que se da en el primer tracto. Es la dificultad para llevar la comida de la boca y faringe hacia el esófago. Esta, a su vez, tiene varios subtipos:
- Trastornos neurológicos. Algunos trastornos, como la esclerosis múltiple, la distrofia muscular y la enfermedad de Parkinson pueden ser causa de dificultad para tragar.
- Daños neurológicos. Un daño neurológico repentino, como un accidente cerebrovascular (popularmente llamado “derrame cerebral”) o una lesión en el cerebro o la médula espinal.
- Divertículos de Zenker. Una bolsa pequeña que se forma y recoge partículas de comida en la garganta, por lo general justo encima del esófago, genera dificultad para tragar.
Disfagia esofágica. Es la sensación de que los alimentos se pegan o se quedan atascados en la base de la garganta o en el pecho después de haber comenzado a tragar. Estos son los subtipos:
- Acalasia. Cuando el músculo esofágico inferior no se relaja adecuadamente para permitir que los alimentos ingresen al estómago; esto puede hacer que los alimentos regresen a la garganta. También es posible que los músculos de la pared del esófago estén débiles.
- Espasmo difuso. Esta afección provoca contracciones del esófago de mucha presión y descoordinadas, en general, después de tragar.
- Constricción esofágica. Un estrechamiento del esófago (constricción) puede hacer que los trozos grandes de alimento queden atrapados.
- Tumores en el esófago.
- Cuerpos extraños. A veces, los alimentos u otros objetos pueden obstruir, de manera parcial, la garganta o el esófago. Esto es más común en adultos mayores con dentaduras postizas y las personas que tienen dificultad para masticar.
- Anillo esofágico. Se refiere al estrechamiento de la parte inferior del esófago.
- Esofagitis eosinofílica. Esta afección puede estar relacionada con una alergia alimentaria. Se debe a la presencia de demasiadas células llamadas eosinófilos en el esófago. Su exceso dificulta el proceso.
- Esclerodermia. La presencia de tejido similar a una cicatriz, que causa rigidez y endurecimiento de los tejidos, puede debilitar el esfínter esofágico inferior.
¿Cuándo acudir a un médico?
Estas son algunas recomendaciones de la Asociación Internacional de Gastroenterología:
- Si se presentan dificultades para tragar regularmente.
- Si la disfagia viene acompañada de pérdida de peso, regurgitación o vómitos.
- Si una obstrucción interfiere con la respiración.
- Si no puede tragar porque siente que la comida se queda atascada en la garganta o en el pecho.
El tratamiento de esta condición es multifactorial. De ella participan médicos, pero también fisioterapeutas y especialistas en terapia ocupacional. El tratamiento específico variará según la condición de la persona, las causas de su padecimiento, su evolución y su estilo de vida.
Otros temas que pueden interesarle
Virus de papiloma eleva riesgo de sufrir cáncer de garganta
Vacuna contra cáncer de cérvix evitaría tipo de tumor de garganta
¿Cómo aliviar el dolor de garganta?
¿Sensación de tener un “nudo” en la garganta y tos crónica? Pueden ser síntomas de reflujo gástrico
Hombres son más propensos que mujeres a contraer cáncer por sexo oral
#NoComaCuento: Covid-19 no permanece en la garganta cuatro días antes de entrar a los pulmones, ni se elimina haciendo gárgaras
La voz también pide atención y cuidados