“Las personas no deben sentirse culpables si pueden tomar una pequeña siesta”. La frase es del doctor Manolis Kallistratos, cardiólogo del Hospital General Asklepieion, Grecia, y uno de los autores de un reciente estudio que suma nueva evidencia sobre los beneficios de dormir a mitad del día.
La investigación, que será presentada este mes en la sesión anual del Colegio Americano de Cardiología, concluyó que tomar una siesta disminuye la presión arterial en un promedio de 5 mmHg (milímetros de mercurio). Según se vio, por cada 60 minutos de siesta, la presión sistólica promedio de un día disminuye hasta en 3 mmHg.
“Dormir en la mitad del día disminuye la presión arterial en la misma magnitud que otros cambios de estilo de vida. Por ejemplo, la reducción de sal y alcohol puede disminuir la presión arterial entre 3 y 5 mmHg”, dice Kallistratos.
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En entrevista con El Mercurio, de Chile, Kallistratos explica: “En nuestro estudio, la edad promedio de los pacientes fue de 62 años. No tenemos datos que sugieran que los pacientes mucho más jóvenes tendrán la misma respuesta en términos de reducción de la presión arterial.
"Sin embargo, generalmente la presión arterial disminuye durante el sueño y es posible que este efecto se presente también en pacientes más jóvenes, aunque no sabemos la magnitud de la reducción”.
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La buena noticia es que una disminución de la presión arterial de solo 2 mmHg puede reducir los accidentes cardiovasculares –como ataques cardiacos– en hasta un 10%, aseguran los investigadores.
“Obviamente, no queremos estimular a la gente a que duerma por horas durante el día, pero, por otro lado, las personas no deben sentirse culpables si pueden tomar una pequeña siesta dados los potenciales beneficios en la salud”, explica el especialista.
Con él coincide la doctora Julia Santin, neuróloga del Centro del Sueño de la Red de Salud UC Christus. “Es bueno sacarle el estigma a la siesta”, asegura. Una actividad que, además, es gratis.
Mayor rendimiento
Estudios anteriores ya habían comprobado las bondades de dormir durante el día. La NASA, por ejemplo, concluyó que tras 26 minutos de sueño en el día, los pilotos mejoraban su rendimiento hasta en 34% y su alerta en 54%.
Según la Fundación Española del Corazón, la siesta ayuda a disminuir en un 37% el estrés. Y otra investigación de la Escuela de Psicología de la U. Flinders (Australia) comprobó que una siesta de entre 5 y 15 minutos reduce la somnolencia y mejora el rendimiento cognitivo durante las tres horas siguientes.
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Una siesta de 30 minutos o más, aunque puede provocar una inercia al despertar, luego genera una mejora en el rendimiento cognitivo incluso por más tiempo.
Siguiendo esa línea, un estudio realizado en universitarios por la Universidad de California, en Berkeley, demostró que una hora de siesta aumenta y restaura el poder cerebral.
“Este efecto es mayor en gente menor de 65 años. Después de esa edad suelen tener un sueño más fraccionado y, aunque la siesta les ayuda a sentirse descansados, no tiene un efecto importante en la memoria y la cognición”, explica la doctora Victoria Mery, neuróloga del Centro del Sueño de la Clínica Alemana.
Aunque pocos tienen la posibilidad de dormir al mediodía, a todos les afecta la concentración entre las 13 y las 15 horas. “Hay una caída de la alerta en ese horario que es independiente del almuerzo. Es algo normal del ciclo circadiano”, dice la doctora Santin.
Sin embargo, culturalmente la siesta no siempre es bien vista. Si en España, por ejemplo, es aceptada, en Estados Unidos, recuerda la especialista, se suele calificar de “flojo” al que hace la siesta.
Además, recuerda que la siesta no es beneficiosa para todos. “Algunos despiertan malhumorados, es lo que se llama inercia del sueño”.
Para los que sufren insomnio tampoco es buena idea, agrega, ya que les costará más dormirse por la noche. Lo mismo sucede con los que sufren apnea del sueño u otra patología del sueño, dice Mery. En esos casos, la presión arterial podría aumentar al dormir siesta en vez de disminuir.
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No más de 60 minutos
Si practica la siesta, tenga presente que esta no debe durar más de 60 minutos. “En 30 minutos se puede llegar a uno de los estados de sueño profundo, a la etapa N3 no REM”, dice la doctora Julia Santin. Eso sí, la doctora Victoria Mery recuerda que incluso una siesta de 10 minutos les permite a algunas personas sentirse más descansadas.
Sin embargo, la siesta no debe suplir el descanso de la noche. Lo ideal es que los adolescentes duerman nueve horas y los adultos entre 7 y 8 horas. La siesta no debe afectar ese dormir.
El viernes 15 de marzo se celebra el Día Mundial del Sueño. Este año el lema es “Sueño saludable, envejecimiento saludable”.