Las cenas de fin de año cautivan el paladar. Las personas sacan a relucir sus mejores recetas o compran sus platillos favoritos, pero no siempre son los más sanos.
A esto se suman comidas navideñas todas las semanas y unas ganas de probarlo todo, aunque el hambre se vaya saciando.
Este es un problema que daña la salud. Según la nutricionista María Laura Matamoros, en un día de diciembre, una persona puede duplicar o incluso triplicar las calorías promedio de un día.
“Un tamal puede tener entre 500 y 800 calorías. Ya ese es un almuerzo completo y muchas veces nos comemos dos en una sola cena. Un vasito de rompope puede tener 250 o 300 calorías. La pierna de cerdo no es tan mala, tiene la misma grasa, que, por ejemplo, una chuleta, lo malo son los aderezos que se le agregan”, comentó Matamoros.
La especialista señala que no deben olvidarse las frutas, verduras y lácteos, y también hacer las cinco comidas, para saciarse más rápido y no comer en exceso.
“Sí podemos comer postres, tamales o queques, pero debemos moderarnos. Una buena opción es comer las ensaladas o las carnes sin aderezo”, detalló la especialista.
Otros consejos son evitar comer bocas, no saltarse comidas, evitar repetir y no comer cuando ya no se siente hambre.
“Tampoco debemos dejar la actividad física, en esta época más bien tenemos que movernos más”, comentó Matamoros.
Cuidados especiales. Las personas con una enfermedad crónica deben cuidarse aún más en esta época.
El primer aspecto vital es que no debe abandonarse el tratamiento, pues la persona podría descompensarse. También debe cuidarse lo que se come, porque se puede descontrolar la enfermedad.
Según el endocrinólogo Alejandro Cob, los diabéticos que consumen mucha comida, especialmente azucarada, podrían sufrir problemas en riñones, hígado y vista.
En personas con colesterol alto, una dieta rica en grasas y colesterol puede hacer que se formen placas de grasa y calcio en las arterias, lo que sube el riesgo de infarto.
A los hipertensos, el caer en excesos muy frecuentemente los expone a que la presión sanguínea afecte una vena o arteria y se dé una hemorragia.
Los especialistas recomiendan tener a mano el tratamiento y no abusar de las comidas.