Los bosques de roble y turberas presentes en la Reserva Biológica Cerro Las Vueltas, ubicada en cerro de la Muerte, resguardan unos 80.000 años de historia biológica y climática.
Las Vueltas protege ecosistemas tan frágiles que caminar descuidadamente por sus bosques podría causar daños irremediables a la fauna y flora. Por esa razón, el turismo es prohibido en esta reserva.
Lamentablemente, los guardaparques reportan ingreso de turistas ilegalmente.

“Hay guías turísticos que ofrecen este destino como parte de sus paquetes, a sabiendas que la visitación está prohibida. Esta solo se permite con fines científicos”, dijo Francisco Jiménez, director de Áreas Silvestres Protegidas del Área de Conservación Pacífico Central (Acopac).
“Gracias a la concientización con las comunidades, el turismo ilegal ha bajado, pero todavía se da”, agregó Jiménez.
Por esa razón y, a partir de 2017, Acopac ejecutará un plan de delimitación que incluye la instalación de mojones, cercas y rotulación. La inversión asciende a ¢16 millones aportados por la Asociación Costa Rica por Siempre (ACRXS).
Para Pamela Castillo, gerenta de Programa de ACRXS, la ventaja es que esta área silvestre protegida ya contaba con la información geográfica y topográfica necesaria para interpretar el decreto de creación de la reserva, el cual data de 1994.
“Las Vueltas no tiene mojones o rotulación y es importante demarcar los límites para reducir las amenazas. Queremos pensar que la delimitación ayudará a la prevención”, manifestó Castillo.
Aparte del turismo, la clarificación de límites permitirá a los guardaparques frenar el ingreso de ganado y caballos, así como controlar a quienes cazan jilgueros y extraen lana u orquídeas.

La Reserva Biológica Cerro Las Vueltas consta de 794 hectáreas, limita con el Parque Nacional Los Quetzales, la Reserva Forestal Los Santos y el Parque Nacional Tapantí-Macizo de la Muerte.
Estas eran propiedades privadas, algunas dedicadas a conservación y otras a ganadería de leche, que fueron adquiridas por el Estado, con excepción de una finca de 196 hectáreas.
“Lo que ha dificultado la compra es que los dueños tienen un conflicto de límites con los vecinos. Hasta que no se aclare, el Estado no puede adquirir esa tierra”, explicó Jiménez.
Otros parques. Otras áreas silvestres protegidas que están ejecutando planes de delimitación son los parques nacionales Carara, Los Quetzales y La Cangreja. Estos tienen la ventaja de ya contar con datos geográficos.

Caso contrario se da en el Parque Internacional La Amistad (PILA), el cual requiere empezar por el levantamiento de la información geográfica y topográfica, para luego pasar al plan de delimitación.
Según Castillo, se calcula que clarificar límites en el PILA demorará unos tres años.
“Recientemente convocamos a concurso la adjudicación del diseño del plan de tenencia de tierras del PILA, el cual es un sitio declarado patrimonio natural de la humanidad por Unesco”, señaló Castillo.