
El tema de financiamiento climático ha sido una de las discusiones más complejas que se han tenido durante la cumbre del clima, que llega hoy a su fin en la ciudad de Marrakech (Marruecos).
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Desde el 2010, las naciones desarrolladas se habían comprometido a aportar $100.000 millones anuales al Fondo Verde del Clima a partir de el 2020, esto con el objetivo de financiar acciones de adaptación y mitigación del cambio climático en países en desarrollo.
Esta semana, España anunció una contribución de $952 millones al Fondo Verde del Clima. Por su parte, Alemania dio a conocer un aporte de $50 millones y Suecia otro de $15 millones para alimentar el Fondo para la Adaptación, mecanismo creado al amparo del Protocolo de Kioto.
Francia también se comprometió a donar $27 millones al Fondo de los Países Menos Adelantados (LDCF, por sus siglas en inglés) y Corea del Sur hizo lo mismo con $23 millones dirigidos a tecnologías.
La Iniciativa de Construcción de Capacidades para la Transparencia (CBIT, por sus siglas en inglés) ya entró en operación. Australia, Alemania, Italia, los Países Bajos, Nueva Zelanda, Suecia, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y la región Wallon en Bélgica se comprometieron a aportar $50 millones al proyecto.
Sin embargo, los países en desarrollo -los más golpeados por el cambio climático- consideran que el dinero es insuficiente y piden más fondos centrados en la adaptación cuyo fin es poder invertir en infraestructura como diques y canales que les permitan paliar inundaciones o planes agrícolas que hagan frente a las sequías.
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Urge financiar adaptación
Según Climate Action Network (CAN), red que reúne a diversas organizaciones no gubernamentales, el nivel de ambición es muy bajo, ya que solo $20.000 millones de los $100.000 millones previstos del Fondo Verde del Clima estarán destinados a adaptación. Los otros fondos tienen objetivos diversos.
"Entendemos que mitigación es prevenir pero adaptación es curar. Lo que menos tienen son los que más padecen y muchísimos de los países latinoamericanos, como también pasa en África, requieren del fondo para la adaptación, para asegurarles la mínima dignidad", declaró Sergio Bergman, ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Argentina, a la agencia Conexión COP.
Según el Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (Pnuma), el costo de adaptación para los países en desarrollo podría pasar de $140.000 millones a $300.000 millones en el 2030 y de $280.000 a $550.000 millones en el 2050.
"Hay que sobrepasar los estereotipos. Actualmente los países en desarrollo tienen las competencias suficientes, no son países totalmente desvalidos para construir proyectos", manifestó Salaheddine Mezouar, ministro marroquí que preside la cumbre del clima, a medios de comunicación.
El Diálogo de Alto Nivel sobre Financiamiento, instancia que se reunió en el marco de la cumbre, señaló que el financiamiento climático aumentó 15%, pero reconoció que la brecha entre mitigación y adaptación está lejos de equipararse.
Eso sí, esta instancia advirtió que el financiamiento no puede ser un obstáculo para tomar acciones, ya que si no se actúa en los próximos 20 años, la necesidad de financiamiento será aún mayor, ya que se deberá atender situaciones más complejas.
"Distintos países mencionaron actividades que están ejecutando, como los planes nacionales de adaptación. Algunos también recalcaron la importancia de ir hablando del financiamiento en términos de pérdidas y daños para abordar temas como la preparación frente a nuevos escenarios climáticos, seguros, riesgos, entre otros", dijo Tania Guillén, especialista en adaptación del Servicio Climático de Alemania, a Conexión COP.
La variable Trump
Estados Unidos había prometido $3.000 millones para el Fondo Verde del Clima. A la fecha ha entregado $500 millones.
Con la designación de Donald Trump como nuevo presidente estadounidense, quien se cataloga a sí mismo como un escéptico del cambio climático, a las finanzas climáticas les rodea la incertidumbre.
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"La política medioambiental es una inversión de futuro, es científica, y además el mercado también razona así. El mercado se orienta claramente hacia las energías limpias y esa tendencia solo va a acentuarse", manifestó el Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, en declaraciones a medios de comunicación.
Las palabras de Kerry encontraron eco en una carta firmada por 360 empresas, la cual pide a Trump que se respete el Acuerdo de París y se mantengan las inversiones en energías renovables.
"Pedimos a nuestros líderes electos que apoyen claramente la participación continua de Estados Unidos en el Acuerdo de París", se lee en la misiva firmada por empresarios agrupados en la alianza Low Carbon Usa, entre los cuales se encuentran directivos de Nike, Starbucks, Gap, HP, Levi's o DuPont.
A diferencia de Barack Obama, actual presidente estadounidense que brindó incentivos fiscales y subvenciones federales a las energías verdes, Trump ha manifestado apoyar una política energética que vuelva a impulsar el petróleo y el carbón.
También se comprometió a eliminar las leyes que limiten la fracturación hidráulica o fracking, técnica que posibilita la extracción de gas del subsuelo.
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En este sentido, Trump estaría apoyando la construcción del oleoducto Keystone XL entre Canadá y Estados Unidos, el cual Obama bloqueó.
Según Greg Wetstone, presidente del consejo estadounidense sobre las energías renovables, las energías verdes ya pueden garantizar su rentabilidad sin ayudas.
"El sector de las renovables es realmente competitivo en materia de precios. La elección (de Trump) no cambiará nada", dijo Wetstone a AFP.