Nueva York. Los mismos océanos que contribuyeron al desarrollo del ser humano acabarán aportando miseria a escala global si no se reduce la contaminación de dióxido de carbono (CO2) que está dañando el entorno marino, según el borrador de un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) obtenido por la AFP.
Los cambios destructivos que están en curso pueden hacer declinar fuertemente las reservas de peces, multiplicar por mil los daños causados por los ciclones (también conocidos como supertormentas) y dejar sin techo a cientos de millones de personas por la subida del nivel del mar, según el “informe especial” sobre océanos y zonas heladas (criósfera) del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Los glaciares que se derriten darán primero demasiada agua y después muy poca a miles de millones de personas que dependen de ellos, según el informe.
Además, la superficie del permafrost (capa permanentemente congelada) del hemisferio norte podría derretirse entre 30 y 99% y registrar una explosión de emisiones de CO2 y metano, acelerando todavía más el calentamiento global.
Los gobiernos estudiarán el informe en Mónaco, mientras los líderes mundiales asisten a una cumbre climática el 23 de setiembre en Nueva York, Estados Unidos, convocada por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para obtener mayores compromisos nacionales en la lucha contra el calentamiento global.
Promesas insuficientes
Pero según varios expertos, las ofertas de los mayores países emisores del mundo (China, Estados Unidos, India y los de la Unión Europea), podrían no estar a la altura de la urgencia climática.
Los cuatro -que representan casi el 60% de las emisiones globales procedentes de energías fósiles- se exponen a sufrir impactos devastadores relacionados con los océanos y los glaciares, pero ninguno de ellos parece preparado para anunciar metas ambiciosas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, quiere sacar a su país del Acuerdo de París y ha hecho trizas las políticas climáticas de su antecesor, Barack Obama.
India desarrolla con rapidez la energía solar, a la vez que continúa construyendo centrales de carbón. Por su parte, la Unión Europea ambiciona una meta de cero emisiones netas, pero varios Estados miembros se muestran reticentes.
La pesadilla del futuro
La contaminación y el calentamiento global traerá consecuencias aterradoras para la humanidad y los ecosistemas. Un ejemplo de esto es que los océanos ya son más calientes, más ácidos y menos salados.
FUENTE: AGENCIA DE NOTICIAS AFP. || w. s. / LA NACIÓN.
Mientras que China -que emite casi tanto CO2 como Estados Unidos, la Unión Europea e India juntos-, también está enviando señales contradictorias.
“Pekín tiene cada vez menos la vista puesta en temas medioambientales, especialmente sobre cambio climático”, según Li Shuo, analista de la política climática de China en la organización Greenpeace International.
El resurgimiento de las centrales de carbón a nivel doméstico y una relajación de las normas contra la contaminación atmosférica apuntan a que China está sobre todo preocupada por la ralentización económica y su guerra comercial con Estados Unidos.
Cambios irreversibles
Sin embargo, todas estas naciones hacen frente a muchas de las amenazas subrayadas en el informe del IPCC, que pueden llevar a cambios “irreversibles”.
Por ejemplo, Shanghái, Ningbo, Taizhou y otra media docena de grandes ciudades costeras de China son muy vulnerables a la subida del nivel del mar, que se prevé alcance un metro comparado con fines del siglo XX si no se reducen las emisiones.
Los esfuerzos millonarios en Estados Unidos para proteger Nueva York, Miami y otras ciudades expuestas podrían volverse ineficaces, según expertos.
“Hay esta idea generalizada en Estados Unidos ahora promovida por tecno-optimistas que creen que podemos diseñar una manera de salir del problema”, según Michael Mann, director del Earth System Science Center de la Universidad del Estado de Pensilvania.
"Pero Estados Unidos no está preparado para la subida de un metro en 2100", dijo a la AFP. "Basta con ver las consecuencias de los ciclones Sandy, Katrina, en Houston o Puerto Rico".
Fenómenos extremos
En el 2050, muchas megaciudades situadas a poca altitud y pequeñas islas-naciones experimentarán “eventos extremos” anuales relacionados con el nivel del mar, incluso si se dieran los escenarios más optimistas de reducción de emisiones, según el informe.
En 2100, los daños anuales debidos a las inundaciones serán 100 y hasta 1.000 veces peores, según el resumen del informe.
Incluso si el mundo logra limitar el calentamiento a 2 ºC, el nivel de los océanos subirá suficientemente para desplazar a 280 millones de personas tan pronto como en 2100, aunque algunos expertos prevén que esto sucederá más tarde.
"Incluso si son 100 o 50 millones, sigue suponiendo un gran problema y mucha miseria humana", según Ben Strauss, presidente de Climate Central, un grupo de investigación de Estados Unidos, que pone de relieve la "inestabilidad política que ya implican los niveles relativamente bajos de migraciones actuales".
La temperatura media global subió 1 ºC desde fines del siglo XIX y están en camino de aumentar otros dos o tres grados a finales de siglo. El Acuerdo de París aboga por limitar la subida a menos de 2 ºC.
El aumento del nivel del mar en el siglo XXII "podría superar los varios centímetros anuales", más de cien veces que los niveles actuales, según el informe.
Los océanos absorben la cuarta parte de las emisiones de CO2, así como más del 90% del calor adicional que han generado las emisiones de gases de efecto invernadero desde 1970.
Sin esta esponja marina, el calor en la Tierra ya sería insoportable para las especies.
Pero esta acción tiene un costo: la acidificación está alterando la cadena de alimentación de los océanos y las olas de calor marinas están creando vastas zonas muertas.