Pese a su estatus de privilegio entre las zonas protegidas del mundo, los sitios declarados por la Unesco como patrimonio natural de la humanidad, afrontan una doble amenaza: el desarrollo industrial y el cambio climático.
Esta preocupación fue expuesta durante el IV Congreso Mesoamericano de Áreas Protegidas , realizado esta semana en Costa Rica.
José Courreau, oficial sénior de Áreas Protegidas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), expuso que el interés por el crecimiento económico tienta a los Gobiernos de la región a flexibilizar la protección de los sitios patrimonio.
Los proyectos de minería, así como el desarrollo hotelero y agrícola en esta zona, son algunas de las actividades que atentan contra el frágil equilibrio ecológico en la lista declarada por Unesco para Mesoamérica, detalló el experto.
“Los Gobiernos están tratando de reconsiderar la definición de áreas protegidas. Eso no es posible. El compromiso de un área protegida está establecido a perpetuidad”, dijo Courreau a La Nación .
Según el experto, el manejo de las áreas protegidas en este territorio también sufre por problemas de financiamiento y la falta de recursos humano y material.
Ante ese panorama, es difícil luchar contra la cacería, la tala ilegal y el uso de los terrenos aledaños. “Para alguna gente, esas tierras protegidas son tierras ociosas. Tenemos que comprender en todos los sectores de la sociedad que estos lugares sí son importantes”, añadió Courreau.
Amenaza global. A los problemas anteriores se suman los riesgos del cambio climático. Según Courreau, el aumento en la temperatura tendría efectos adversos en los sitios patrimonio del Istmo.
Por ejemplo, las especies vegetales en la base de las montañas, podrían migrar hacia terrenos más elevados y quitarles espacio a las que se encuentran a esa altitud, eliminándolas.
Jim Barborak , especialista en recursos naturales de la Universidad Estatal de Colorado, EE. UU., resaltó que los sitios patrimonio natural son “como canarios en una mina”, pues cualquier cambio que sufren alerta sobre el daño que se les hace a otros ecosistemas que no gozan de ese nivel de protección.
Por eso, Barborak considera que los sitios patrimonio deben ser prioritarios para implementar programas de monitoreo, mitigación y adaptación, pues tienen el potencial de convertir el cambio climático en una oportunidad.
En el mundo existen 193 áreas que han recibido esta distinción por las características excepcionales de su ecología, biodiversidad, geología y belleza natural.
Costa Rica cuenta con tres: la cordillera de Talamanca y el Parque Internacional La Amistad; la Isla del Coco y el Área de Conservación de Guanacaste (ACG).