Diego Arguedas O.
“En vez de ser confrontativo, que en estos casos no funciona, lo vital es conversar: ¿qué es lo que está pasando?”, explica el psiquiatra Harold Segura.
Síntomas de una adicción pueden incluir cambios bruscos de comportamientos, abandono de amigos o hobbies , alteración del estado de ánimo, pérdida repentina de peso o apetito o mal desempeño académico o laboral.
Cuando una persona se hace dependiente de una sustancia o producto, pierde consciencia de cómo este comportamiento afecta su realidad o el ambiente en que vive y, ante una consulta, entra usualmente en negación.
Si este es el caso, el médico recomienda evitar una confrontación directa y, ante todo, no forzar al familiar o amigo a asistir a un centro de recuperación en contra de su voluntad. Lo ideal es buscar un especialista o una figura de confianza para la persona, de modo que juntos puedan realizar una entrevista motivacional. Estas conversaciones tienen como fin que la persona identifique su problema.
A partir de ahí, se enfrenta con una serie de etapas. La primera implica reconocer el problema sin tener la intención de cambiarlo; sigue la contemplación, donde se empieza a pensar cuándo podría lograrse el cambio.
A esto siguen la preparación para el proceso de tratamiento y recuperación, la determinación de hacerlo y la acción correctiva en sí. Si se logra sostener la desintoxicación por más de seis meses, se puede hablar de mantenimiento. Incluso, “se valen” las recaídas, pero controladas. En el país existen centros de tratamiento como el Instituto de Alcoholismo y Farmacodependencia. La Caja Costarricense de Seguro Social puede ayudar.