Sidney Poitier, quien falleció este jueves a los 94 años, fue una estrella pionera en Hollywood al abrirle las puertas a minorías raciales en el mundo del cine, donde los afroamericanos eran cofinados a interpretar roles de sirvientes o del tonto del pueblo.
El actor fue el primer negro en ser nominado al Óscar, con "Fugitivos" (1958), y seis años después sería el primero en ganar una estatuilla dorada al mejor actor, por su actuación en "Lilies of the Field".
"El viaje para llegar hasta aquí fue largo", dijo muy emocionado a una audiencia mayoritariamente blanca al recibir el galardón en 1964.
En esa época, el actor -de entonces 37 años- era la única estrella negra en Hollywood.
"La industria cinematográfica aún no estaba preparada para elevar a más de una personalidad de las minorías al rango de estrella", escribió en su autobiografía "Esta vida".
"En ese momento, (...) suscribí las esperanzas de todo un pueblo. No tenía control sobre el contenido de las películas (...) pero podía rechazar un papel, lo que hice muchas veces", señaló.
Tendrían que pasar 38 años antes de que otro actor negro, Denzel Washington, igualara esta conquista, al ser reconocido por su papel en "Training Day".
"Nunca alcanzaré tu altura y siempre pondré mis pasos sobre los tuyos", dijo Washington al recibir la estatuilla de manos del actor pionero.
En esa misma ceremonia de 2002, Sidney Poitier recibió un Óscar honorífico por "sus extraordinarias interpretaciones, su dignidad, su estilo y su inteligencia".
"Acepto este premio en nombre de todos los actores y actrices afroestadounidenses que me han precedido (...) y en cuyos hombros he podido apoyarme", respondió el actor agradeciendo "las decisiones visionarias de un puñado de productores, directores y directores de estudio".
Cuando Poitier nació el 20 de febrero de 1927 en Miami, su padre le compró un ataúd. El bebé llegó con dos meses de anticipación y apenas pesaba un kilo. Era su séptimo hijo. El viejo granjero ya había perdido a otros. Había venido de Bahamas para obtener un mejor precio por sus tomates, no para dar la bienvenida a un nuevo hijo. Su esposa rechazó el fatalismo y consultó con un psíquico que predijo un futuro brillante para Sidney. Los padres se quedaron tres meses más en Miami antes de volver a Bahamas.
A los 15, con ciudadanía estadounidense y bahameña, sus padres pueden enviarlo a Miami con su hermano para ganarse la vida.
Para escapar de las leyes racistas de Florida, se marcha a Nueva York, donde sobrevive. Su fuerte acento caribeño le valió la negativa del "American Negro Theatre". Así que trabajó duro para deshacerse de él.
Comprometido profesionalmente en 1946 en Broadway, el director Joseph Mankiewicz notó sus cualidades. Para su primera película ("La puerta se abre", 1950), interpreta a un médico que atiende junto a la cama de dos racistas blancos. La película, censurada en el sur, lanzó su carrera fílmica.
Tres años después de su Óscar, es el héroe de tres grandes éxitos de taquilla ("Adivina quién viene a cenar esta noche", "Ángeles con los puños cerrados" y "En el calor de la noche"). Se vuelve incluso más popular que astros blancos como Steve McQueen y Paul Newman.
En Hollywood, sin embargo, poco ha cambiado para los negros. Los críticos de la película acusan su papel de yerno ideal, que no refleja la discriminación que sufren los afroamericanos. Así heredó apodos como "Tío Tom", "lacayo" o "limpiabotas de un millón de dólares".
A principios de los años 1970 se abre una nueva era para el cine negro con "Blaxploitation" y sus películas más radicales. "Mi carrera como estrella de Hollywood estaba llegando a su fin", dijo el actor, que luego se dedicó a la dirección.
En 1997, interpretó al líder negro africano Nelson Mandela y, después, al entonces primer juez negro de la Corte Suprema de Estados Unidos, Thurgood Marshall.
Casado 15 años (1950-1965) con la bailarina Juanita Hardy, con la que tuvo cuatro hijas, Poitier se casó de nuevo en 1976 con la actriz canadiense Joanna Shimkus, con quien tuvo otras dos hijas.
En 2000, le confió a Oprah Winfrey que se había mantenido fiel a los principios de su padre. A pesar de su gran pobreza, "se mantuvo digno, aunque en toda su vida nunca ganó tanto dinero como el que yo podía gastar en una semana".
Poitier falleció en su casa en Los Ángeles. La causa de la muerte aún no ha sido revelada.
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