La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el titular del Consejo Europeo, Charles Michel, viajarán a Turquía el 6 de abril para un encuentro con el mandatario Recep Tayyip Erdogan, anunció este lunes el portavoz del Consejo.
La semana pasada los jefes de gobierno de los 27 países de la UE entreabrieron una puerta para mejorar las relaciones con Ankara, siempre que el gobierno turco se empeñe en una "desescalada sostenida" de las tensiones.
Turquía negocia, sin éxito, desde hace años su integración a la Unión Europea y es un asociado fundamental, además de ser miembro de la OTAN, la alianza militar transatlántica.
Turquía, además, cumple un papel central en la política migratoria común de la UE, al servir de barrera de contención a millones de desplazados y refugiados que buscan llegar al territorio europeo a través de las islas griegas.
Sin embargo, las relaciones entre Ankara y Bruselas atravesaron en 2020 momentos de tensión sin precedentes, al punto de encender luces de alarma en capitales europeas.
La gota que colmó el vaso fueron las acciones de prospección de hidrocarburos de un navío turco en aguas del Mediterráneo Oriental cuya soberanía es reclamada por Chipre, con apoyo firme de Grecia, que llegó a movilizar navíos de su marina de guerra.
Las tensiones se redujeron después que la OTAN intervino y habilitó un canal de contacto entre turcos, chipriotas y griegos.
Además, Bruselas y Ankara divergen a todas luces en la situación en Libia, otro punto de fricción entre Turquía y el bloque.
Sin embargo, la UE admite que en meses recientes ha habido gestos evidentes de Turquía en abrir camino a una recomposición de las relaciones con Bruselas.
El jueves, reunidos en una cumbre virtual, los líderes de los 27 países prometieron a Turquía la posibilidad de iniciar conversaciones de alto nivel sobre temas de movilidad humana y visados, una aspiración turca de hace ya varios años.
Sin embargo, la UE advirtió que ello solamente ocurrirá si Turquía mantiene su empeño en la mejora de las relaciones con Bruselas, y respeta el estado de derecho interno.
"Tenemos un marco para mejorar nuestras relaciones, pero es indispensable que Turquía modere su comportamiento. Por tanto, nos mantenemos prudentes", dijo Michel al término de la cumbre.
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