La demanda por nuevas tecnologías y la innovación en el mundo de pagos es tendencia en toda América Latina. En México, uno de los líderes en número de fintechs en la región, encontramos a empresas como Konfío que otorga créditos y tarjetas empresariales a pequeñas empresas; o Clip, la segunda empresa con mayor número de comercios afiliados para recibir pagos con tarjeta en el país.
Hoy en México es posible ir a una tienda de barrio y comprar un “dongle” que funciona como un mini datáfono con una conexión Wifi o a través de un celular. Así, cualquier persona que quiera aceptar pagos con tarjeta, puede comprar su datáfono y comenzar a recibir pagos de manera casi inmediata.
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Es justamente en estos nuevos negocios donde más están apareciendo “unicornios”, como se conocen a las empresas con valuaciones de más de mil millones de dólares. De acuerdo con CB Insights, cuatro de los 10 unicornios más valiosos del mundo[DA1] son empresas fintech. La fintech más valiosa es Stripe, un “adquirente” digital en el top tres mundial, valuado en $95 mil millones de dólares (o el valor de 95 unicornios). Stripe da el servicio que conocemos como “adquirencia”: proporciona una conexión a los medios de pago disponibles para comercios electrónicos—algo como un datáfono digital. También ofrece servicios adicionales como manejo de suscripciones y análisis de datos para que los comercios conozcan mejor a sus clientes. Tiene grandes clientes como Google o Zoom, pero también atiende a micro y pequeñas empresas.
Las empresas que están innovando en estos servicios para que los comercios puedan vender tanto de forma física como digital, cobran comisiones entre 1.8% y 3.95%, más impuestos, una tasa de “adquirencia” aproximada de 5%. Por ejemplo, el Banco de México da a conocer estas comisiones en su sitio de internet. Estas empresas tecnológicas afilian a comercios y su modelo de negocio se basa en volumen y no en una renta fija. Esto es particularmente relevante para los comercios más pequeños, donde quizá no sea rentable pagar una renta fija, pero sí una cuota por transacción.
Las otras tres fintechs en el top 10 mundial de unicornios son Klarna, Revolut y Nubank, todas con modelos donde cualquier persona abre una cuenta de manera totalmente digital, de forma ágil y segura. Klarna y Revolut operan en Europa y Estados Unidos, y Nubank tiene operaciones en América Latina (Brasil, México y Colombia). Incluso economías de tamaño similar a Costa Rica, como Uruguay, empiezan a ser cuna de unicornios fintech, como dLocal, empresa que ofrece servicios de pagos digitales a clientes de diversas industrias en más de 25 países en América Latina, África y Asia.
Por su parte, Nubank tiene ya 48 millones de clientes. Y un estudio reciente señala que 3.8 millones de ellos, no habían tenido un producto financiero antes de Nubank. Es decir, la tecnología permite que el mercado crezca para todos, a través de la inclusión de quienes han estado excluidos.
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Costa Rica es líder en inclusión financiera en la región. De acuerdo con el Banco Mundial, 68% de los adultos en Costa Rica tienen una cuenta bancaria, mientras que la media en América Latina es 54%. Adicionalmente, los ticos muestran niveles de adopción digital más altos que el promedio en América Latina: 60% de los adultos hicieron o recibieron un pago vía celular (vs. 45% en la región), y 28% utilizó internet para pagar o comprar online (vs. 15% en la región).
En Costa Rica hay tierra fértil para la innovación y los ticos están ávidos de sacarle provecho. ¿Por qué entonces no vemos a estos unicornios aquí?
El más reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre la industria Fintech, resalta que Costa Rica es el país centroamericano con más oportunidad de crecimiento en el área emprendedora, pero que “todavía no han surgido iniciativas específicas que consideren regulaciones concretas para las innovaciones tecnológicas dentro del sector”. Y que 76% de las startups afirman que la apertura de diálogo por parte de los reguladores hacia las fintechs es todavía débil, mientras que el 14% considera que no hay diálogo. El BID concluye que es necesario que haya esfuerzos de colaboración por parte de todos los agentes de la industria.
Mastercard ha sido aliado de estas nuevas propuestas en América Latina, lo cual ha permitido que comercios y ciudadanos de sectores desatendidos, puedan tener acceso a tecnologías que ya son usadas en otras partes del mundo. Nosotros estamos listos para aportar nuestra experiencia y tecnología para que así sea también en Costa Rica.
Emprendimientos como Stripe, Clip o dLocal permiten que más comercios puedan tener ventas incrementales, así como resolver sus necesidades a través de análisis de datos o incluso nuevas líneas de crédito. Estas innovaciones permiten abrir posibilidades para pequeños negocios, que antes no existían.
Lo que sí es una constante de los mercados donde han florecido o han llegado estos nuevos jugadores disruptores, es que no ha habido intervención en los precios máximos que estas empresas pueden cobrar por sus servicios. Ha sido la innovación, la elección y la libre competencia la que ha permitido que cada comercio elija qué servicio de pago prefiere según el tipo de transacción. No hay cosa más cara que la que no se tiene. Y por limitar los precios de una industria que ya ofrece estas opciones en otros países, quizá no estemos viendo al unicornio que —de acuerdo con los logros en bancarización y adopción tecnológica—podría haber nacido ya en Costa Rica.