Un fondo de inversión es una canasta de activos que se adquiere con aportes de capital de inversionistas. Para efectos prácticos asumamos un ejemplo muy sencillo, un fondo que se conforma con el aporte de dos inversionistas. Un inversionista pone $200 (inversionista A) y otro $800 (inversionista B). De esta manera formamos un fondo de inversión que posee $1.000 en activos.

Asumamos que, al cabo de un año, los $1.000 inicialmente aportados por los inversionistas A y B ahora valen $1070 porque se apreciaron los activos que se compraron con ese dinero.

Por otra parte, los fondos de inversión deben asumir responsabilidades asociadas a la gestión de sus activos, tales como, pago de impuestos y comisiones de administración, que deben ser rebajados de los ingresos generados por la cartera.

Siguiendo con el ejemplo, quiere decir que, en un año, el fondo y, por ende, sus inversionistas, se ganaron $65 en total, que equivale a un 6.5% de rentabilidad neta. De acuerdo con el aporte proporcional que hizo cada uno en el fondo, al inversionista A le correspondería un 20% de esa ganancia, es decir, $13 y al inversionista B, el restante 80%: $52.

A la canasta de inversiones del fondo se le denomina cartera o portafolio. Los activos que conformen la canasta pueden variar: por ejemplo, podrían ser bonos, acciones, inmuebles o una combinación de varios de estos. Esto depende del objetivo de inversión que posea el fondo.
Los fondos pueden tener diferencias entre sí, existen los que invierten a corto plazo, otros lo hacen a mayor plazo. Algunos distribuyen los beneficios producidos en forma periódica (fondos de ingreso), otros no (fondos de crecimiento). Existen en diferentes monedas, que se enfocan en diversos mercados (nacional o internacional), algunos transan en bolsas de valores (fondos cerrados) y otros no (fondos abiertos). Algunos se pueden redimir muy rápido, otros cuentan con plazos mínimos de permanencia. Dependiendo del conjunto de todos estos factores, los fondos poseen un menor o mayor grado de riesgo asociado a sus inversiones, lo cual se ve reflejado en su rentabilidad.
Todas estas particularidades, entre otros aspectos tales como costos, se detallan en un folleto explicativo denominado prospecto. Es importante que un inversionista conozca las características del fondo en el que va a invertir de previo a realizar su inversión.
La inversión en un fondo se representa a través de participaciones, es decir, un inversionista de un fondo de inversión lo que adquiere es una proporción.
El fondo de inversión actualiza en forma periódica el precio de su participación según el valor de sus activos, ingresos y gastos asociados. La rentabilidad del inversionista va en función del precio al que ingresó y luego salió del fondo, así como, lo que se le haya generado en pagos periódicos.
De la mano de un experto en inversiones, el fondo busca siempre a través de la diversificación, maximizar la rentabilidad de acuerdo con su naturaleza y objetivo, a la vez, que disminuye el riesgo. Cuentan con órganos de administración y supervisión que le permiten al inversionista tener una mayor seguridad de que su dinero es gestionado adecuadamente. Los fondos además emiten información veraz y oportuna de forma periódica que está disponible siempre para sus inversionistas.
Un inversionista que desee invertir en un fondo de inversión debe seleccionar el que se adecúe mejor a sus necesidades en función de su objetivo de inversión vital y financiero, así como, el nivel de riesgo que esté dispuesto a asumir.

Un fondo de inversión es una excelente alternativa para cualquier tipo de inversionista, ya que le permite obtener las grandes ventajas que ofrece el mercado de capitales, a través de un monto muy accesible, dado el músculo y economías de escala que se logran, gracias al esfuerzo colectivo de todos sus aportantes.