Estufa Finca es un proyecto que bien puede pasar desapercibido por su sencillez, pero cuando salió publicado en la contraportada de la edición en inglés de National Geographic (febrero, 2016), me provocó curiosidad así que averigüe un poco de qué se trataba.
Este microgasificador de carbón vegetal “hecho en casa” es uno de los casi 30 proyectos que han participado en el programa The Great Energy Challenge, copatrocinado por NatGeo y Shell, y cuyo plan piloto nació allá por el 2010, en la región cafetalera de Los Santos.
Ahí las poblaciones migrantes que participan en la recolección del grano, principalmente procedentes de Nicaragua, y el pueblo Ngöbe-Buglé (Panamá), dependen de fogones abiertos para cocinar sus alimentos. Esta práctica provoca enfermedades respiratorias por la inhalación del humo, e incluso la muerte, además de la destrucción de árboles para abastecerse de leña.
Para mitigar el problema The Seattle Biochar Working Group (SeaChar), trabajó en esta estufa fabricada con materiales convencionales (lámina metálica para techos, bloques de cemento, un balde de cinco galones, entre otros), que permite mayor eficiencia en el uso del combustible (leña) al aprovechar los gases que emana la materia orgánica al quemarse; además, como residuo, se obtiene carbón vegetal (biochar), que puede ser aprovechado para nutrir el suelo.
The Great Energy Challenge trabaja en identificar y apoyar proyectos enfocados en soluciones energéticas innovadoras.¿Qué hace de este proyecto innovador? Al final de cuentas la Estufa Finca es un artefacto de construcción rudimentaria que usa materiales básicos y que soluciona una necesidad resuelta hace muchos cientos de años por la humanidad: utilizar fuego para cocer alimentos.
Desde mi punto de vista lo novedoso está en el impacto que el proyecto es capaz de tener sobre los beneficiarios en términos de mejorar su salud, y cómo esta cocina revoluciona la manera en que las comunidades aprovechan la energía: una tecnología asequible, más eficiente, menos contaminante y de bajo costo, y con una base científica.
La noche de este sábado 19 de marzo se espera que un buen número de personas apaguen las luces durante una hora para apoyar La Hora del Planeta, un gesto global a la cual se han sumado unos 180 países en la edición del 2016.
Cuando haya pasado esa hora, y regrese la luz, recomiendo leer algunas de las historias de este programa de NatGeo, para conocer más empresas y organizaciones que están haciendo cosas maravillosas en la dimensión local, como Frontiers Markets, una compañía de la India que vende productos solares de bajo costo en comunidades con acceso limitado a la red eléctrica; o EarthSpark que hace algo similar en Haití.