Nicolás dos Santos no llegó a Costa Rica para ser entrenador, un cargo que ejerció durante cuatro meses porque el destino le puso en el camino la posibilidad de tener esa experiencia.
El 17 de diciembre, cuando aterrizó en el aeropuerto Juan Santamaría, lo hizo para encargarse de la preparación física de la Liga.
Era la mano derecha del técnico Rubén Israel, a quien los manudos habían elegido como su nuevo timonel, después de que Wílmer López se hizo cargo del equipo por la salida de Benito Floro.
Israel solo dirigió a la Liga durante dos semanas y el 30 de diciembre tuvo que regresar a su país, por un problema de salud.
Él no volvió y no se supo nada más de él, pero desde que se marchó, la dirigencia le dijo a Dos Santos que quedaba a cargo del equipo.
No había mucho margen de reacción.
El 3 de enero se jugaban los 90 Minutos por la Vida y cuatro días después venía el debut de la Liga en el Clausura 2018, de visita, contra la Grecia de Wálter Centeno.
Desde hacía muchos años tenía la licencia de entrenador, pero nunca había ejercido la profesión como tal.
Lo suyo era la preparación física y en esas semanas de diciembre lo que se escuchaba era que el charrúa estaba matando a los jugadores —en el buen sentido de la palabra—, que los estaba reventando y que ahí todos debían correr.
Fueron días de muchas cargas y la gran mayoría llegaba a sus casas directo a dormir, porque la exigencia era máxima.
Al dejar el rol de preparador físico y hacerse cargo del banquillo de la Liga, Dos Santos decidió no tener tiempo libre.
Cuando no estaba entrenando al equipo, pasaba analizando los diferentes equipos del medio local y actualizándose.
La Liga era para él esa oportunidad que siempre había añorado y trató de hacerlo lo mejor que pudo.
Una apuesta de prueba y error
Cometió errores, claro está, como cuando no le prestó atención al hecho de que el 18 de enero visitaba al campeón nacional, Pérez Zeledón, y decidió cambiar a buena parte de los jugadores con los que había ganado los primeros tres partidos del torneo.
Envió a muchos jóvenes a la guerra en San Isidro de El General y el resultado fue un baile de los locales con paliza incluida de 4-1.
Muchos dicen que ese era el momento de jalarle el aire o de ver que la inexperiencia le cobraba factura, pero es que en realidad la dirigencia estaba al tanto de esos movimientos que él haría ahí.
Lo que pasó en Pérez Zeledón fue que Dos Santos se inclinó por jugar a partir de ese momento con los hombres de espuela y los jóvenes que lo hicieron fue por necesidad, cuando las lesiones se ensañaron con la Liga.
Rápidamente volvieron los buenos resultados. El equipo no jugaba mal, pero daba la impresión de que para los jugadores que estaban, Alajuelense debería verse mucho mejor.
El otro tropiezo fue en el primer clásico del torneo.
Alajuelense llegó a divagar al Estadio Nacional contra Saprissa el 28 de enero.
Ese día la Liga de Dos Santos se desdibujó y el equipo nunca tuvo capacidad de reacción contra un rival que con astucia iba ganando desde el minuto 1 gracias a un tanto de Marvin Angulo.
La mancuerna goleadora de Róger Rojas y Jonathan McDonald le facilitaba las cosas, porque ese par abombaba redes con frecuencia, empujados por el volante Alex López, que se caracteriza por poner muchos pases a gol.
El nuevo tormento de Dos Santos fue en el inicio de la segunda vuelta, contra Grecia, en el Morera Soto.
Paté le complicó un juego que la Liga empezó ganando, pero al que los griegos le dieron vuelta al marcador y que en el 83' se niveló. Arriesgar por el todo o nada provocó que un contragolpe del benjamín de la Primera finalizara con un gol de Keysher Fuller en el 90'+2. Y eso significaba una derrota en casa.
También vino otra pérdida de visita, a la semana siguiente, en Limón, donde ocurrió exactamente lo mismo, porque al puro final cayó el gol del triunfo de la Tromba.
Alajuelense visitó a Herediano urgido de sumar y sacó un punto del Rosabal Cordero, en un partido que antes de empezar, tenía un poco contrariado a Dos Santos.
La razón es que un día antes del encuentro, Jafet Soto dijo todos los movimientos que haría el uruguayo, como que jugaría solo con Jonathan McDonald en punta y que enviaría a Róger Rojas a la banca, tal y como ocurrió.
A partir de ahí, el equipo levantó, pero otra vez aparecieron las dudas contra los tibaseños.
Saprissa le aplicó la misma receta a la Liga, porque muy temprano abrió la cuenta en la casa rojinegra con un tanto de Jonathan Moya en el 4'.
La Liga empató con Ro-Ro, pero cayó un autogol de Pablo Gabas. Las cosas se equipararon de nuevo con Alex López.
Los morados anotan con Jerry Bengtson y en el puro cierre del encuentro, con 30 minutos de estar jugando con una fractura en la cara y mareado, Jonathan McDonald cobró un penal para poner el 3-3 definitivo.
Fue un clásico extraño, porque en casa, la Liga siempre fue abajo y rescató un punto.
El inexperto hizo lo que Benito no pudo
A los pocos días, el Jueves Santo, Alajuelense derrotó a Guadalupe y en la jornada 19 se convirtió en el segundo equipo en clasificarse para jugar la cuadrangular, luego de que Herediano había sido el primero en hacerlo.
Eso era todo un logro para el técnico sin experiencia, porque había alcanzado algo que Benito Floro, con todo su currículo, no pudo hacer.
Pero a la semana siguiente, el 7 de abril, volvió a imponerse el colmillo en el banquillo.
Santos venció a la Liga en el Morera Soto, en un partido en el que los guapileños derrotaron a los manudos a punta de contragolpes, un estilo que Róger Rojas denomina como jugar a la trampita.
Los erizos firmaron dos victorias más y llegó el arranque de la cuadrangular, que a la postre sería el fin de Dos Santos.
La gota que derramó el vaso fue el clásico del 22 de marzo, porque los manudos iban ganando 3-0 y con serias equivocaciones a la hora de hacer las variantes, Dos Santos vio cómo todo el trabajo de cuatro meses se le desplomó en cuestión de 20 minutos.
El uruguayo nunca aceptó su equivocación, al menos ante la opinión pública, lo que equivale a no reconocer el fallo ante la afición.
El gran pecado: sacar a Luis Garrido en el clásico
Si Dos Santos no saca a Luis Garrido en el 70' de ese partido, probablemente estaría listo para dirigir su tercer juego de la cuadrangular.
Pero ese fue su pecado capital, porque apenas el contención catracho fue sustituido en ese partido contra los morados, la Liga se descontroló y con los otros movimientos que hizo revivió a un Saprissa que terminó empatando 3-3.
Y Alajuelense perdió por expulsión a Jonathan McDonald, a José Salvatierra y le vetaron su cancha por un juego, en vista de que la afición lanzó monedas y piedras a la cancha, una de las cuales impactó a Mariano Torres.
Dos Santos se puso la soga al cuello, pero también maltrató a una afición que estaba ilusionada al ver a su equipo con ventaja de 3-0 ante el archirrival.
Ahí todos aprendieron que los partidos no se acaban hasta que se terminan, pero también provocó que se acabara el amor entre los aficionados y el técnico, porque desde ese día exigían su salida.
La dirigencia lo sostuvo, al considerar que no era prudente un cambio de timón en plena cuadrangular.
Querían sensatez y no actuar al calor del momento.
Por eso es que la salida de Dos Santos no se dio ese día, ni en las horas posteriores.
El 23 de abril, después de que la Junta Directiva se reunió con la comisión técnica y el gerente deportivo, a eso de las 9:30 p. m., Federico Calderón salió a atender a los tres periodistas que estábamos ahí: Gabriela Jiménez (Repretel), Fabián Borbón (Canal 7) y yo.
El dirigente mencionó que el puesto del charrúa no estaba en riesgo y que le daban un voto de apoyo tanto a él como a los jugadores.
Yo misma le consulté que qué pasaba si la Liga no ganaba en Guápiles y la respuesta fue que iban pasito a paso y que tenían que ganar, algo que a la postre no ocurrió.
Jugando ahorcado
La visita al Santos de Guápiles fue el fin de la primera aventura de Nicolás dos Santos como entrenador.
Una vez más, la Liga generó varias ocasiones de gol, pero nunca logró anotarle a los hombres de Johnny Chaves.
A pesar de que durante buena parte del partido la Liga tuvo un jugador de más tras la expulsión de Kenny Cunningham, eso nunca se notó en la cancha.
No confiar en los demás delanteros que tenía en el banquillo le pasó una factura muy cara a Dos Santos.
Rojas estaba solo, por más que Alex López comenzó como un falso delantero y que después ingresó Allen Guevara como respuesta a la expulsión santista.
El charrúa ni siquiera usó el tercer cambio.
Necesitaba desprenderse de un contención, pero sabía que si sacaba a Garrido se le vendría el mundo encima, así que lo ubicó como lateral.
Y ese experimento no le sirvió.
Al cierre del juego, Santos anotó con el joven Alexis Gamboa que se marcha para el fútbol belga.
Esa derrota dejó a la Liga al borde de la eliminación, apenas en la fecha dos de la cuadrangular.
Dos Santos se mostró esquivo para responder sobre qué podía pasar con él y dijo que seguiría trabajando.
La afición se enfureció más, un grupo de seguidores esperó el domingo en las afueras del Morera a que el equipo regresara de Guápiles.
Querían increpar de nuevo al entrenador, tal y como lo habían hecho otros hinchas tras el clásico. Eso provocó que el bus de la Liga ingresara por una entrada alterna.
Fue otra noche larga para los liguistas y en esa madrugada, la directiva tomó la decisión de separar al charrúa, algo que le comunicaron el lunes, antes de la práctica del equipo.
Fue el mismo Dos Santos quien ingresó al camerino para despedirse de los jugadores.
Es cierto que le faltó lectura de juego, que él tenía que hacer variantes tácticas para que el equipo supiera reaccionar cuando un rival le complicaba las cosas.
Pero también le faltó una pizca de suerte, ese término que tanto le gustaba pronunciar a al asturiano Benito Floro.
Porque no es culpa de Dos Santos que el domingo en Guápiles la Liga desperdiciara opciones claras de gol, como la que tuvo Allen Guevara, la acción tejida entre Luis Sequeira y Róger Rojas, o el cabezazo de Kenner Gutiérrez.
La huella que deja y lo que se lleva
¿Qué hubiese pasado si no sacaba a Luis Garrido en el clásico? Nunca se sabrá, pero sí es una respuesta que Dos Santos aún debe buscar, que él mismo debe cuestionarse y que quedará entre los apuntes de lo que él aprendió en su primera experiencia como técnico.
Como bien dicen, la práctica hace al maestro.
A los jugadores les dolió su despido y no solo es algo que embarga a los que gozaban de regularidad, ese sentimiento también lo muestran los hombres que él tenía como suplentes, o los que quedaban fuera de convocatoria con frecuencia.
Eso refleja que no había mal ambiente y que Dos Santos sí tenía química con su equipo, algo que a veces los entrenadores con experiencia no logran desarrollar con sus dirigidos.
La apuesta podía funcionar, o no. Eran seis meses para correr el riesgo. Al principio nadie creía en esta Liga y muchos juraban que por tercera ocasión consecutiva no clasificaba.
Dos Santos logró fumigar en pocos días los pensamientos derrotistas que el equipo arrastraba del año anterior, él avivó la chispa y encendió la llama de las ganas de querer ganar y eso es parte de la huella que dejó.
"Es una excelente persona, eso no minimiza lo que hicimos y la labor de grupo que se logró, por los resultados estamos en las instancias que estamos y fue por la labor de él, estamos comprometidos con lo que viene", comentó el defensor Porfirio López sobre Dos Santos, antes de la segunda y última práctica de la Liga con Luis Diego Arnáez como el sucesor del charrúa.
📽🎙 Porfirio López habla sobre Nicolás dos Santos y la presión con la que #Alajuelense recibirá este miércoles a #Herediano en el Estadio Nacional, en la tercera fecha de la #CuadrangularCR pic.twitter.com/qMbaT3kaR8
— Fanny Tayver Marín (@FannyT_LN) May 2, 2018
López desde que llegó a la Liga siempre fue titular con Dos Santos, algo que no ocurrió con el panameño Abdiel Arroyo.
De hecho, una de las grandes inquietudes de los aficionados en redes sociales es por qué al seleccionado canalero nunca se le dio oportunidad, pues apenas ha jugado 82 minutos en el torneo.
"No somos nosotros los que tomamos la decisión, si fuera por nosotros el profe estaría aquí, pero son cosas de la directiva, ellos son los que deciden si el técnico sigue o no, a nosotros nos toca responder en la cancha", mencionó Arroyo.
Explicó que él llegó a la Liga con la mentalidad de ser titular, pero venía saliendo de una lesión y la pareja de ataque de Róger Rojas y Jonathan McDonald es muy potente.
"Entre los dos pasan los 30 goles, así que sinceramente iba a ser muy difícil porque son jugadores que partido a partido se la pasan metiendo goles y ahora que no está el profe Nicolás espero que le vaya bien a él", insistió.
Los caminos se separaron.
Nicolás dos Santos quedó fuera de la Liga y este miércoles Alajuelense va en busca del milagro contra Herediano, ahora bajo la guía del Flaco Arnáez.
📸 ¿Cómo le irá a Luis Diego Arnáez en estos partidos al frente de #Alajuelense? pic.twitter.com/jGEegbzGUM
— Fanny Tayver Marín (@FannyT_LN) April 30, 2018