El gusto por la naturaleza, por las zonas rurales. Siempre que tengo tiempo libre, me encanta ir al campo, caminar, estar entre árboles por caminos y veredas.
Uno valora lo que ese momento significaron. En la vida, cada etapa tiene su belleza. A veces gente me dice “¿querés volver a los 15 o los 18 años?”, y les digo: “Si tengo la madurez de ahora, sí”.
Soy generación Alcoa.
No me atreví a tirar piedras, pero estuve frente a la Asamblea Legislativa; siempre permanecí en las luchas. Como estudiante, uno era contestatario, a fines de los 60 fueron años de renovaciones, de utopías en el mundo.
Tenía una condición especial: era alumna del rector. Don Carlos Monge Alfaro era una persona muy querida en la Escuela de Historia, aprendí mucho de él. Yo tenía la costumbre de estudiar en el cementerio Obrero con dos compañeras, y don Carlos llegaba los domingos a dejarle flores a sus padres, él llegaba y nos hablaba. Siempre me veía y decía: “Vos sos la
Es una vida más demandante, más compleja, con dobles responsabilidades. Ser primera mujer electa en la cabeza de una universidad como esta implica un reto muy grande.
No me lo ha impedido, por ese principio que he tratado de mantener hasta hoy: no dejar a Dios por Dios. He mantenido un equilibrio entre mujer profesional y mujer mamá, me siento satisfecha de lo que he logrado.
Aprecio mucho a Rodrigo Facio, pero me han marcado de manera particular Carlos Monge Alfaro y Rafael Obregón Loría, que fue mi maestro en la Escuela de Historia. De ellos es de quienes más he aprendido.
Desde luego. Soy de las que creen que el Estado tiene una obligación fundamental con el país y es fortalecer la educación pública en todos sus niveles.
Siempre he tenido como principio respetar a cada quien en sus diferentes espacios, esperando que los demás también lo respeten a uno en sus decisiones.
En la campaña del 2004 hubo varios que me dolieron muchísimo. Algunos me señalaron por medio de anónimos y quizá eso fue lo que más me dolió.
Siempre he sido respetuosa, pero lo cortés no quita lo valienteDicen que soy de mano suave pero de puño de hierro. Tal vez a dos personas que en la campaña del 2004 usaron ese tipo de estrategias, pero si me llegan a saludar no puedo negarles la mano.
No, el mundo de la política, al menos como se concibe en estos ámbitos, que es una política con “p” minúscula, no me atrae. He tenido invitaciones a formar parte de un ministerio, pero no. La rectoría me permite culminar una carrera y uno ya le cumplió a la Universidad y al país.
(
Un cangrejo de La Canela.
Soy buena cocinera, me gusta mucho, me distrae, me relaja. Podría ser olla de carne, lengua en salsa, un queque o una lasaña.
España. El futbol es una pasión que me heredó mi papá. Él era herediano y los domingos nos veníamos en tren desde Orotina hasta Belén, agarrábamos bus a Heredia, íbamos al estadio y después me invitaba a comer en El Nido y regresábamos.
No, no manejo carro. Y no creo que lo haga a estas alturas.
Estuve tentada a hacerlo, mis hijos son muy aficionados a las tecnologías, pero el varón me dijo que si me metía ahí, tenía que vivir dedicada a eso, entonces no caí en la tentación.
Tengo principios fundamentales que están planteados en
Sí, le temo bastante a la muerte. Tengo que prepararme para eso.