La descarga de películas por computadora y la compra a bajos precios en la calle hicieron el negocio de los videoclubes “menos rentables”, según algunos gerentes consultados por La Nación .
Rónald Montoya , gerente general de Video Club Xpress, ubicado en San Francisco de Dos Ríos, declaró que, a pesar de la competencia informal, sigue siendo negocio, aunque bajó el número de clientes y de locales en sus alrededores.
Por ejemplo, en la comunidad donde tiene su negocio había cuatro videoclubes hace 10 años y ahora solo queda el suyo.
“A mí me alcanza por lo menos para vivir y comprarme mis cosas, pero tampoco para grandes proyectos. No creo que hayamos perdido competencia, porque los clientes saben que las películas que alquilan tienen una mejor calidad en imagen y sonido que las compradas en el comercio informal”, apuntó.
William Franco, gerente general del Video Centro Los Laureles, en Pavas, destacó que han perdido mercado, pero no más de un 10% del total, siendo los adolescentes los que más visitan estos lugares. “Al principio, había 14 videocentros en todo el país, de los cuales cerraron cuatro en los últimos años, básicamente por la competencia de DVD y blu-ray’s copiados, que es muy fuerte”, señaló.
Alternativas. Montoya destacó que lograron mantenerse en el mercado durante 12 años gracias a la innovación en sus servicios, y una prueba de ello es que a través de la página web brindan un servicio exprés y hacen promociones para que alquilen las películas por una semana o hasta un mes sin multas.
“La cinta llega a la casa de los clientes con un sobrecosto de apenas ¢1.000 y después se va a recoger cuando el cliente lo indique”, dijo.
Elena Torres Araya, gerente de Cinema Video Club, en Montecillos de Alajuela, destacó que los ingresos económicos del negocio le “permiten sobrevivir”, pero no “necesariamente es un negocio rentable”, ya que no siempre produce el beneficio suficiente para compensar la inversión económica y los gastos en recurso humano.
“Unos días son malos y otros no tanto, así que se le apuesta a poder pagar el alquiler del local y los servicios básicos del mes”, explicó.
Competencia informal. Cinthya Zapata, directora de la Comisión Nacional del Consumidor, dijo que las ventas ilegales de películas se engloban dentro del gran tema de competencia desleal, pero es una actividad que la ley excluye.
“Debe ser abordado por varias aristas: permisos municipales para operar las tiendas donde se venden este tipo de bienes, control municipal de ventas callejeras, propiedad intelectual, evasión fiscal y comercio informal”, dijo.
La directora agregó que no le asiste al consumidor ningún derecho si su compra es sobre bienes ilegales, ni garantía en artículos robados o “pirateados”.
Según la abogada de la Cámara de Tecnologías de la Información y la Comunicación (Camtic), Alejandra Castro Bonilla, si se hace una descarga ilícita para vender la obra se puede castigar con de 1 a 6 años de cárcel y hasta 500 salarios base.
Dicho delito sería una violación abierta a las normas de propiedad intelectual (N.° 8039-Ley de Procedimientos de Observancia de los Delitos Contra la Propiedad Intelectual).