Óscar López fundó el Partido Accesibilidad Sin Exclusión (PASE), fue su diputado, su candidato presidencial y ahora, como presidente de la agrupación, intenta cambiar las reglas internas para poder efectuar las asambleas distritales y cantonales.
Eso intentará mañana por la tarde con una asamblea nacional que realizará gracias a que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) le autorizó el envío de fiscales y rechazó de plano una petición del secretario general del PASE y del jefe de la fracción legislativa, para que no lo hiciera.
El secretario general, Hugo Navas, y el diputado Joaquín Porras son adversarios de Óscar López dentro de una batalla partidaria que involucra a diputados actuales y que llegó incluso a instancias judiciales con demandas y contrademandas.
Dentro de esa batalla, López ganó ayer un pequeño pulso a Navas. Podrá realizar la Asamblea Nacional y cambiar las reglas que exigen la autorización del secretario general para realizar las asambleas cantonales y provinciales, de donde salen los representantes que luego integrarán la nueva asamblea nacional, órgano de máxima autoridad de un partido.
Óscar López da entonces mañana el primer paso para controlar el Partido de cara a las elecciones del 2014, en los que dijo que solo participará “si hay un movimiento popular que lo pida”.
“Ellos (rivales) quieren que yo no participe de este proceso, pues me miran como si yo quisiera llenar al PASE de seguidores de Óscar López, pero qué culpa tengo yo de tener seguidores de mi visión política. Por el contrario, yo sí quiero que ellos participen”, exclamó ayer el exdiputado.
Pero Navas no participará. “Sería incongruente con lo que pienso. No puedo aceptar que se haga una asamblea del Partido en una casa particular (de la asambleísta Zulema Villalta, en San Sebastián, San José) y no en la sede del Partido”, dijo el secretario general.
Navas anunció desde ayer que apelará la asamblea y presentará recursos para evitar que quede en firme y así lograr que no se puedan ejecutar las decisiones que tomen.
El PASE tiene cuatro diputados y ostenta, mediante el legislador Víctor Emilio Granados, la presidencia del Congreso, gracias a una alianza con el Gobierno.