El científico costarricense Rándall Arauz recibirá esta noche, en Washington, el Premio Medioambiental Goldman –considerado como uno de los galardones ambientalistas más prestigiosos–, por su labor en la protección de los tiburones del Pacífico.
En una ceremonia en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian, Arauz, quien lidera desde 1997 el Programa Restauración de Tortugas Marinas (Pretoma), será premiado por la Goldman Environmental Foundation “por enfocar la atención del mundo sobre la inhumana y ecológicamente desastrosa industria del desaleteo de tiburones, así como por encabezar una campaña que persigue el fin de esta práctica en Costa Rica”.
Se conoce como desaleteo a la práctica que pescar tiburones, cortarles las aletas y devolver el animal vivo al mar. Las aletas se utilizan para hacer sopas y puede llegar a costar hasta $80 el kilo.
Este es un extracto de una conversación con Arauz. ¿Cómo fue que obtuvo el premio? ¿Quién lo postuló?
Estoy feliz de que se reconozca la lucha: solo si hay tiburones en las aguas hay océanos sanos. Yo no tenía conocimiento de mi postulación, así que recibir el premio fue toda una sorpresa. Fui postulado por personas que conocen mi trabajo. Entre ellos Jorge Varela, otro ganador del Goldman en 1999, así como Georgina Domberger, oficial de la Fundación Whitley Fund for Nature, con base en Londres. ¿Qué dimensión adquiere la lucha contra el desaleteo con un prestigioso premio como este?
Espero que este premio nos ayude en dos frentes. Primero, en el frente internacional. Necesitamos que Costa Rica siga liderando procesos regionales y globales de conservación marina por medio del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Ambiente.En segundo lugar, el premio espero que sea un “jalón de orejas” para que esa política exterior del país sea más congruente con su política doméstica; algo que actualmente no está ocurriendo. Tal y como hemos denunciado hasta la saciedad en Pretoma, el uso ilegal de los muelles privados por la flota extranjera ocurre todavía y facilita todo tipo de actividades ilegales. Ya está bien documentado que el uso de muelles privados por flotas extranjeras facilita no solo el desaleteo de tiburones, sino también el tráfico de cocaína y la trata de esclavos. Con el premio, espero que Costa Rica sienta más presión para cumplir sus propias leyes y eso le dará la credibilidad necesaria para actuar como un sincero líder de conservación marina. Hay que acabar con el doble discurso. ¿Tiene algún plan al corto plazo para invertir los $150.000 del premio en una nueva campaña?
Nuestra campaña sigue siendo la misma que desde el 2004. Lo que perseguimos es que se cumpla la ley en los muelles privados del país. Esa es la lucha que se premia.Últimamente, se habla de crear nuevas regulaciones para tiburones, prohibir la exportación, ampliar el área de protección alrededor de la Isla del Coco; ciertamente, todas son iniciativas muy buenas. No obstante, ya tenemos leyes óptimas y buenas, eficientes y vigentes, como la Ley General de Aduanas. El problema no es la carencia de leyes, sino de su ejecución. Estas no se hacen respetar. Yo me pregunto: ¿Para qué nuevas regulaciones? ¿Las ignorarán también las flotas internacionales? En Pretoma no estamos interesados en discutir nuevas regulaciones si no existe voluntad política de hacer cumplir leyes existentes. Creemos que este problema solo lo eliminaremos con una profunda reforma del Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca), pues es necesario que las decisiones de manejo de pesquerías y conservación de los recursos naturales se tomen con el interés público en mente, y no como sucede actualmente, donde las decisiones las toman los mismos empresarios industriales de la pesca a favor de su propio interés privado.