British physicist Peter Higgs smiles at a press conference on July 4, 2012 at European Organization for Nuclear Research (CERN) offices in Meyrin near Geneva. After a quest spanning nearly half a century, physicists said on July 4 they had found a new sub-atomic particle consistent with the Higgs boson which is believed to confer mass. Rousing cheers and a standing ovation broke out at the CERN after scientists presented data in their long search for the mysterious particle. AFP PHOTO / FABRICE COFFRINI (FABRICE COFFRINI)
El mundo de la Física vivió ayer uno de los días más emocionantes de las últimas décadas tras anunciarse el descubrimiento de una nueva partícula subatómica, y añadirse que todo indica que se trata del elusivo bosón de Higgs.
El bosón de Higgs es la pieza que hacía falta en el rompecabezas del llamado “modelo estándar” de la Física, teoría de la estructura fundamental de la materia elaborada en los años 60 para describir a todas las partículas y fuerzas del universo.
Los científicos de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) encontraron una partícula que cumple con todas las características que debería tener el bosón de Higgs.
Esto lo lograron con el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), la máquina científica más grande y cara jamás construida. Costó $10.000 millones y se encuentra bajo tierra en la frontera franco-suiza. Con él, aceleraron partículas como protones hasta casi la velocidad de la luz. Luego, las hicieron colisionar. Este proceso lo repitieron millones de veces en los últimos años.
Durante estas colisiones se recrearon las condiciones en que, según la teoría de la Gran Explosión, nació el universo y las partículas que lo componen.
Los científicos encontraron la huella de una nueva partícula a la que no pueden ver directamente porque solo existe durante una cantidad ínfima de tiempo, pero que tiene la masa que debería tener el bosón de Higgs.
Los bosones son un tipo de partículas subatómicas y se subdividen a su vez en varias especies.
Al bosón de Higgs se le conoce también como “partícula de Dios”, debido a un libro al que se le cambió el título. El Premio Nobel de Física Leon Lederman quería llamarlo The Goddamn Particle (La partícula maldita), por lo difícil que era encontrarla, pero su editor sacó la terminación “damn” y lo llamó The God Particle, pues temía que la palabra “goddamn” fuera considerada insultante.
“Con un imán usted tiene un campo magnético, el campo de Higgs es también un campo, un campo que existiría en todo el universo”, explicó el físico costarricense Guy de Teramond.
Es la interacción con el campo de Higgs lo que hace que otras partículas tengan su masa. Si quiere entender cuál es la diferencia entre tener o no tener masa, levante la vista: todo lo que está observando tiene masa; en contraste, una partícula que no tiene masa es el fotón, el encargado de transportar la radiación electromagnética, en cuenta la luz visible.
Cada partícula que se mueve en el campo de Higgs se ve afectada de manera distinta, algunas se “ralentizan”, otras apenas lo notan y “siguen su camino” normalmente. Las que apenas lo sienten tienen poca masa, las que se ven muy afectadas tienen mucha masa.
Entonces, la pregunta que se pueden hacer los científicos ahora no es por qué las partículas tienen distinta masa, sino por qué “sienten” el campo de Higgs distinto, pues esto sería la clave de todo.
El director del CERN, Rolf Heuer, calificó este descubrimiento como “histórico” y “un avance fenomenal en nuestra comprensión de la naturaleza”, pero añadió que se requieren “mayores estadísticas para escudriñar las propiedades de la nueva partícula” y que esto podría “dar la luz sobre otros misterios del universo”.
Si análisis posteriores, este año, señalaran que no se trata del bosón de Higgs (algo muy poco probable), el tema se volvería aún más interesante, dijeron los físicos.