Alejandro Swavi, de 76 años, es vecino de Suretka, un pueblo ubicado en la margen del río Telire. Para él y para su esposa, Anastasia Hernández, de 79 años, el 12 de octubre no es sinónimo de festejo, sino más bien representa uno de los episodios más oscuros en la historia del pueblo indígena, pues, según él, en nombre de los reyes de España y de Dios, su pueblo fue masacrado.
Para Chanaya Rodríguez, una niña de 7 años, este es un día en el que se aprovecha para celebrar las tradiciones de su pueblo.
La pequeña cursa el primer grado en la Escuela de Suretka y, aunque en los contenidos escolares figura la historia de la llegada de los españoles, a ella se le habla más de su identidad y la de su pueblo.