Escondido detrás de un árbol caído, a orillas de una playa de arena oscura en el Parque Nacional Corcovado, Eduardo Carrillo vio inesperadamente un jaguar.
La criatura pasó caminando majestuosamente con su cría y, aunque fue hace más de 20 años, ese momento lo sigue motivando en su trabajo: conservar la biodiversidad.
Desde su posición como director del Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre, en la Universidad Nacional, cuestiona la imagen de “país verde” que Costa Rica presenta ante la comunidad internacional.
Él insiste en que el Gobierno debería tener una visión a largo plazo en el tema de conservación y tomar acciones para ser más consecuentes entre las acciones y el discurso.
Hemos llegado a un punto de estancamiento. Hacia afuera tratamos de dar una idea de que estamos muy bien, de que somos un país verde; tal vez, hemos avanzado, pero, en general, estamos estancados.
Las áreas protegidas se están cayendo: no tienen suficientes recursos y el personal no está bien entrenado. Le hemos dado prioridad al turismo y pensamos que las áreas protegidas son para el turismo.
“Un ejemplo es el Parque Nacional Manuel Antonio, donde lo que importa es cómo se atiende al turista, pero no cómo están los recursos naturales. Se nos olvida que el turismo viene por los recursos naturales que tenemos”.
Veo más conciencia en el tema del reciclaje, que es algo positivo, pero es muy pequeño en comparación con los problemas de conservación que tenemos.
Conservación es diferente de preservación. En conservación, no decimos que no se pueden tocar los recursos, pero que se tiene que hacer un uso adecuado de ellos con base en la evidencia científica. Se necesita invertir más, entre otras cosas, en fortalecer las áreas protegidas; fomentar los programas de conservación de especies, tomando en cuenta las comunidades; preparar a las personas que están trabajando fuera y dentro de las áreas protegidas. También, se debería invertir en elevar el nivel de educación en conservación.
Si no sabemos lo que tenemos, no vemos la necesidad de conservarlo y creo que a los costarricenses nos falta educación en este sentido. Una de mis colegas está trabajando en la península de Osa y le pidió a los niños que hicieran un dibujo de lo que ellos pensaban que se iba a afectar con el cambio climático. La mayoría de ellos dibujó animales africanos como jirafas y leones. Es preocupante que niños y adultos no conozcan la biodiversidad local que tenemos: pumas, jaguares, monos, etc.
Después de 25 años de estar trabajando en conservación, se ha logrado incidencia y se ha cambiado bastante la dinámica a nivel de gobierno local. Se ha logrado trabajar con las comunidades, pero siguen pasando cosas que escandalizan. Por mencionar un ejemplo reciente, es inexplicable lo que está pasando con la trocha fronteriza. Es comprensible que se necesiten caminos, pero hay que tomar previsiones mínimas de conservación en un caso como este.
Creo que este país está lleno de buenos científicos en todos los campos (...) generando datos continuamente, pero uno de los problemas que tenemos es la comunicación entre los encargados de manejar los recursos y la gente que genera esta información. El Gobierno debería estar trabajando estrechamente con las universidades y no estar contratando consultorías externas que cuestan millones.
Se habla de conservación, pero no hacemos nada al respecto, no invertimos lo suficiente. No estoy hablando solo de este gobierno, podría decir que ha pasado lo mismo con los últimos cuatro o cinco gobiernos. Quisiera ver las áreas protegidas trabajando de una manera más intensa, con más personal, personal mejor capacitado y con recursos para trabajar.