“Canadá tiene una obligación legal, conforme a la convención a la que se adhirió, de reducir sus emisiones, y una obligación moral ante sí mismo y las futuras generaciones de contribuir a estos esfuerzos”. Así reaccionó la costarricense Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención de Naciones Unidas sobre el Clima, ante la decisión de Canadá de retirarse del Protocolo de Kioto anunciada esta semana.
Asimismo, Figueres dijo sentirse sorprendida de esta decisión justo cuando se busca consenso en el tema. “Países industrializados como Canadá, que han aumentado considerablemente sus emisiones desde 1990, están en una posición de debilidad para llamar a los países en vías de desarrollo a limitar sus emisiones”, comentó.
Por su parte, Costa Rica lamenta la decisión. “Canadá se ha convertido en un país petrolero. Los inmensos yacimientos de arenas bituminosas y bajo explotación en ese país lo convertirán en una de las naciones con mayores depósitos de combustibles fósiles del planeta, con un costo de extracción cercano a los $35 por barril equivalente de petróleo”, explicó René Castro, ministro de Ambiente, quien espera que esto no implique un abandono a la tradición de “ciudadanos globales responsables”, y que se hagan planes bilaterales para reducir las emisiones que hubiesen eliminado con Kioto.