Llegó el momento: Kings Dominion abre sus puertas en Latinoamérica como la única escuela élite secreta, que se especializa en la preparación de las nuevas generaciones de matones y asesinos que dominarán los negocios ilegales del mundo.
En esta institución, sus estudiantes recibirán distintas lecciones que tienen como objetivo capacitarlos para sus nuevas labores: conspiración, secuestros, asesinatos y tráfico de drogas, son tan solo algunas de la materias en cuestión. Si lidiar con la presión familiar no es fácil, en este caso, para estos aprendices hacerlo bajo estas condiciones empeorará sus miedos e inseguridades.
La serie Deadly Class, que se estrena este jueves 17 de enero, a las 9 p. m., en el canal FX, tiene como escenario esta escuela, pero su historia va mucho más allá e inicia con Marcus, un adolescente vagabundo que no tiene nada que perder y que es reclutado por el director de Kings Dominion.
Con la etiqueta de “recién llegado de poco nivel”, para este joven no será sencillo mantener su código moral, al mismo tiempo que deberá lidiar con alumnos y profesores realmente despiadados, todo en medio de los conflictos y tribulaciones habituales de la adolescencia.
Basado en el cómic homónimo de Rick Remender, y producida por los hermanos Joe y Anthony Russo, el programa es protagonizado por Benjamin Wadsworth (Teen Wolf), María Gabriela de Faria (Sitiados 2), Benedict Wong (Doctor Strange), Lana Condor (X-Men: Apocalipsis), Luke Tennie (Shock and Awe), Liam James (The Killing) y Michel Duval (Queen of the South).
En una entrevista exclusiva con Viva, la actriz venezolana María Gabriela de Faría, reconocida por su participación en series como Isa TKM y Yo soy Franky, explicó la importancia de su primer papel protagónico en Estados Unidos y de cómo el personaje de María Esperanza Salazar le permitió “sacudirse” de algunos estereotipos.
-¿Cómo fue construir un personaje tan complejo como el de María Salazar?
-María es en un momento el alma de la fiesta, extrovertida, segura y encantadora, pero al siguiente instante está llena de rabia y depresión, por lo que se convierte en una máquina de matar. Ella es bipolar, por lo que se medica en secreto porque, para ella, este padecimiento es una debilidad y eso es imposible de mostrar en la escuela Kings Dominion. Ella fue secuestrada por el cartel del Alma del Diablo cuando tenía siete años, y desde entonces ha estado trabajando y viviendo con ellos, pero, definitivamente, ella no pertenece a ese mundo y no quiere estar allí. Eso la lleva a buscar diferentes salidas para lograrlo.
-¿En algún momento se identificó con ella?
-Siento que es muy diferente a mí en muchos aspectos, pero, al mismo tiempo siento que somos muy parecidas y es algo que no me enorgullece tanto (ríe). Siento que todos podemos identificarnos con ella, en especial con el sentimiento de pérdida y de que no pertenecemos a un sitio, lo que nos lleva a sentir miedo y ansiedad. María es una chica bipolar y yo no lo soy, pero sí he tenido que lidiar con la ansiedad por muchísimos años en mi vida, así que como ella he pasado muchos años intentando ocultarlo para que la gente no piense que estoy loca. Gracias a María he afrontado de una forma más honesta y abierta esta situación, lo que me parece maravilloso.
-¿Eso fue lo que hizo que la historia de esta chica la cautivara?
-Cuando hice las dos escenas para el casting me llamó muchísimo la atención lo poderosa que se sentía María en cada una de ellas. Yo nunca había tenido la oportunidad interpretar un personaje como este, así que me gustó mucho y pensé: ‘ojalá quede en este casting’ y pocas veces pasa que uno quede (ríe). Cuando empecé a leer los cómics realmente me impresionó, porque María, al igual que los otros personajes de Deadly Class, en un inicio parecen ser villanos y asesinos que no tienen corazón, pero cuando la conoces te das cuenta de que es una víctima, que fue secuestrada y que siempre está tratando de escapar. Ella es una esclava del líder del cartel, que sufre de este problema mental y que no tiene a nadie en quién confiar, pero su alma es pura y sueña con tener hijos, su propia familia. Es un personaje muy complejo y difícil de interpretar.
-¿Qué descubrió de María Gabriela de Faría con esta interpretación?
-Es increíble, porque de alguna forma te ves reflejada en ella por su capacidad de lucha. En lo personal, yo vengo de una relación abusiva, aunque no fui secuestrada por un cartel de la droga, pero sí me puedo relacionar con la sensación de ella de que no pertenece a ningún lugar. Yo salí de Venezuela hace 10 años, he vivido en otros países, lo que te da una sensación de no estar enraizado en ningún sitio y de extrañar todo. Eso te genera muchísima ansiedad, al menos en mi caso, pero yo no me medico, sino que trato de lidiar con ello de la forma más natural posible. Esta es una parte de María Gabriela que necesitaba explorar, así que tenía que ser más abierta sobre ello.
-¿Qué reto le implicó un papel como este?
-Ha sido un enorme reto, principalmente, a nivel físico, porque requiere muchísimo un personaje como este. Me tocó prepararme mucho en entrenamientos, sobre todo en los seis meses antes del inicio de rodaje del show, ya que la idea era ganar fuerza. Por eso te digo, que María y yo somos muy diferentes en muchos aspectos, porque a nivel físico yo nunca he sido fuerte (ríe). Con este personaje me ha tocado mucho también explorar la bipolaridad, porque los ataques maníacos son muy complicados, por lo que físicamente y energéticamente son muy difíciles de ejecutar. Este trabajo me dio muchas herramientas que desconocía.
-¿Qué significa participar en una serie como Deadly Class, inspirada en el cómic de Rick Remender?
-(Ríe) Fue muy chistoso porque me enviaron unas partes del guion del piloto de la serie y otros del cómic, pero yo no estaba familiarizada con la trama. Cuando me dijeron que había sido seleccionada, salí a comprar las historietas y las comencé a leer. En ese momento pensé: ‘¿En qué me metí? Esto es una locura’. Después me di cuenta de lo popular y respetado que es Rick Remender en todo el mundo, lo que te da cierta sensación de responsabilidad, porque estos son personajes que los fanáticos los han imaginado por años, y hasta cierto punto los conocen más que nosotros.
- ¿Esto genera una mayor presión?
-Sí, claro. Uno quiere darle al público todo lo que ellos sueñan en su cabeza. Uno quiere que la interpretación de esos personajes cumpla las expectativas. Es complicado, da un poco de miedo, pero hemos sido afortunados de tener a Rick Remender como escritor, productor y showrunner. Tenemos una relación muy cercana y él se encargó de que todos nos sintiéramos cómodos contactándolo diariamente para preguntarle cosas sobre los personajes. Esto fue una construcción de historia y personajes en equipo, por lo que ellos apostaron muchísimo por nosotros. Ha sido muy emocionante y las críticas han sido muy positivas por parte de los fans, que era lo que más nos importaba, así que creo que lo estamos haciendo bien.
-¿Y la experiencia de trabajar con los hermanos Russo, reconocidos por su colaboración con Marvel?
-Imagínate, es algo realmente increíble y loco. Cuando te llegan los guiones para hacer el casting siempre viene quiénes son los productores y creadores del proyecto, pero, en este caso, yo me lo salté por completo. Cuando quedé y comienzan a convocarme para las reuniones, me doy cuenta que estas dos personas tan increíbles están escribiendo, produciendo y editando esta serie. Casi muero. De cierta manera, esto da miedo, porque son personas con las que siempre sueñas trabajar y uno no lo cree posible hasta que pasa. Fue tan maravilloso saberlos tan involucrados en el show, lo que le da a uno tranquilidad y sientes que todo saldrá bien, porque todo lo que hacen estos dos hombres es sinónimo de éxito.
-Vivimos en una época en la que la violencia es real en las aulas, especialmente, en los Estados Unidos. ¿Cree que esta serie va a generar algún tipo de aporte a un tema tan delicado como este?
-Ese siempre fue uno de los temas que, como elenco, conversamos. Resulta que este show no es sobre violencia, sino sobre la repercusión de la violencia en sí. Cualquier tipo de violencia que sucede en Deadly Class sirve para contar la historia, para explicar cómo Marcus, siendo una persona tan honesta y que no creció en este mundo, intenta mantener su moral y buenas costumbres. La historia, en realidad, es un debate sobre si una persona que es buena puede mantener su esencia en un mundo lleno de maldad. Yo creo que eso es algo con lo que todos nos podemos relacionar de alguna forma.
-¿De qué otra manera puede identificarse el público con la trama de la serie?
-En el tráiler se puede ver cuando le preguntan a los personajes si creen que hay personas en este mundo que deben morir. Creo que esa es una pregunta que muchos nos hacemos a diario cuando vemos las noticias. En el fondo, la serie se trata de entretenimiento, así que, eso deja claro desde un inicio que esto no es una realidad. Debe haber una línea en la que podamos seguir haciendo televisión de cosas que no son reales. El show es sobre la repercusión de la violencia, más que el acto de la violencia en sí.
-¿Cuáles serían esas tres razones por la que el televidente no puede perderse Deadly Class?
-Que pregunta tan difícil, porque soy una persona que habla mucho (ríe). Este es un show asquerosamente honesto, con el que todos nos vamos a poder relacionar y, la tercera razón, es porque se desarrolla en un mundo fantástico, que te va a mantener entretenido. La trama está ambientada en la ciudad de San Francisco, en la década de los ochenta, lo que le da un aspecto visual muy interesante, además de que la música es brutal (ríe).