¡Qué bueno es ver a músicos ticos tocar en el Teatro Nacional! Sin embargo, es aún mejor verlos presentar un espectáculo de primer nivel, pensado para llevar al espectador por un viaje audiovisual donde la música, la danza, el teatro, las luces y las proyecciones se funden para formar una experiencia sensorial exquisita.
Mágico y cuidado hasta en los más mínimos detalles, así se resume el espectáculo que la banda costarricense Sonámbulo Psicotropical presentó en el Teatro Nacional, el jueves 15 de diciembre por la noche. Esta fue la primera de dos presentaciones de El viaje de Domitila, un show que repetirán los nacionales este viernes 16.
LEA MÁS: Sonámbulo llega al Teatro Nacional con show psicotropical y aires circenses
Siempre que he escuchado a Sonámbulo en vivo he tenido la misma sensación: “¡Qué rico suena Sonámbulo!”, pero la noche del jueves experimenté, junto a decenas de fanáticos de la banda (de todas las edades), un show envolvente, una propuesta única en que la banda nos llevó al éxtasis musical.
Es que es inevitable, las piezas de Sonámbulo se le meten a uno por el oido y, de inmediato, parecen recorrer todas las venas del cuerpo. ¡Bailar con ellos, es casi instintivo!.
Eso sí, también hubo ratos en que el show se sintió tenso, sí tenso, pero por la expresión corporal y el sentimiento que transmitió la maravillosa bailarina que los acompañó en escena.
Lo cierto del caso, es que Sonámbulo y su equipo de producción se dedicaron a encantar desde el primer momento. El juego de telones en el escenario del Teatro Nacional fue especialmente llamativo, pues sobre ellos se proyectaban imágenes que se acoplaron al baile y la música.
Todo el tiempo, en escena, hubo algo nuevo que ver, pequeños detalles que conquistaban la mirada y el oído. Ese juego de proyecciones y de luces llevó a los presentes a ver el show como en tercera dimensión.
Durante la primera parte del concierto, la música de Sonámbulo solo se escuchaba. La banda dejó que el protagonismo fuera de la bailarina, de los elementos que estaban con ella jugando en escena y de las maravillosas proyecciones. Detrás de uno de los telones se sabía que ahí estaban los músicos, mas decidieron dejar que los sonidos y la danza dominaran la escena.
Música y baile se encargaron de narrar la historia de la creación de Domitila, personaje que dio sentido al montaje. Recordemos que la narrativa del espectáculo se basó en el álbum Domitila y su jardín, disco-cuento que publicaron en el 2018.
Domitila explicó, con una voz en off su creación, lo que significa su jardín. Con sus palabras, la atención de la audiencia fue floreciendo y todos nos sentimos parte de la historia.
La narración se terminó de pulir con canciones como Jabalí Montuno, Dürüm & Bass, El baile del zopilote, Luz, Afrujo, La Maraca, La cumbia del caldero y Manifiesto, entre otras.
Show integral
Pasadas unas tres canciones, los nueve músicos de Sonámbulo al fin se dejaron ver en el escenario. De inmediato el Teatro Nacional se tiñó de colores, mientras las históricas butacas y el centenario escenario comenzaron a vibrar al ritmo de la música hecha en Costa Rica.
Podríamos decir que fue algo casi onírico, como esos sueños locos que a veces tenemos y que no sabemos explicar, porque entre música y presencia escénica todo era así: una demencia psicotropical muy al estilo de Sonámbulo.
Un malabarista fascinó al público con su manejo de las esferas, mientras una artista de acrotelas conquistó las miradas por su manejo de la danza suspendida en el aire. A ella, para aumentar el hechizo, un actor le cantaba y la llevaba a la magia entre colores azules y blancos.
El piso del Teatro Nacional fue testigo del zapateo que produce la música de Sonámbulo, esa tan rara y tan rica en sonidos que es difícil de explicar, pero que cualquiera puede disfrutar desde la esencia de las notas.
Por muchos momentos del show, de hecho, no fue necesaria la palabra cantada. Los instrumentos y las variadas artes que se mostraron en escena se encargaron de llevar al público por un viaje de exploración, conquista y descubrimiento.
Todo estaba muy bien pensado para que el público se sumergiera en el trance, al punto que fue complicado caer de nuevo en la realidad.
¡Qué rico que suena Sonámbulo!, nunca me cansaré de decirlo.
Deseo que existan más conciertos así, que nuestros artistas trabajen más por demostrarles a los ticos que la música nacional es de calidad. Que el público los conozca, los apoye y los aprecie.
Entradas
Todavía quedan entradas para la función de este viernes 16 de diciembre, están a la venta en el sitio www.boleteria.teatronacional.co.cr.
Los precios son: ¢12.000 (galería lateral), ¢15.000 (galería central), ¢18.000 (palcos) y ¢20.000 (luneta y butacas). Los adultos mayores y estudiantes cuentan con un 10% de descuento.